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crítica a la teoría de las ideas Las categorías La substancia El ser El hilemorfismo |
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INTRODUCCIÓN
Aristóteles no suprime ese abismo, sino que lo introduce en el interior mismo de los seres terrenales (del mundo sublunar), quedando a salvo del azar y la contingencia el mundo supralunar: esa región celeste y etérea absolutamente ordenada y regular. |
CRÍTICA A LA TEORÍA DE LAS IDEAS
"Pero Sócrates no atribuía existencia separada a los universales ni a las definiciones. Sus sucesores, en cambio, los separaron, y proclamaron ideas a tales entes, de suerte que les aconteció que hubieron de admitir, por la misma razón, que había Ideas de todo lo que se enuncia universalmente."Aunque Aristóteles no reduce la filosofía a la física, ya que afirma la existencia de seres no sensibles (esencias), sí renuncia al carácter trascendente y separado de las ideas, ya que éstas, en última instancia, deben explicar los acontecimientos y seres del mundo en que vivimos, si se quiere construir una ciencia que nos incumba y no solo una idea de la ciencia. Por ello, las esencias (que otorgan la necesidad y permanencia que lo sensible no posee) deben ser inmanentes a las cosas mismas si queremos reconocerlas como tales y que cumplan su función: determinar a las cosas a ser esto o lo otro. Si las ideas se encontraran separadas no podrían determinar a las cosas de ninguna manera, por ser trascendentes a ellas. Además, los conceptos platónicos de imitación y participación tampoco explican realmente nada y añaden mayor confusión al asunto. Se trata de hacer ciencia, no de crear bellos mitos. La teoría de las ideas tampoco cumple su función explicativa de la realidad, porque ellas, en su eternidad inmóvil son incapaces de explicar la existencia del movimiento y del cambio de los seres ,y mucho menos, de ser causa de ellos. Efectivamente, al platonismo se le presenta el siguiente problema: si las ideas son etrenas e inmóviles, como dan razón de los cambios y movimientos a los que están sometidos los seres de este mundo, sobre todo teniendo en cuenta que éste mundo nuestro no es más que una copia e imitación de aquel. Mala copia es este mundo ya que asume atributos que el original no posee: el movimiento, el cambio, la pluralidad. Si se trata de hacer ciencia sobre el mundo que nos interesa, en el que vivimos, las ideas no satisfacen su función causal. Por ello, Aristóteles asegura que es imposible que las esencias de las cosas estén separadas de las cosas mismas. Las ideas son quimeras, hipóstasis de lo sensible mismo. Y, por lo tanto, podemos prescindir de la teoría platónica de las ideas porque más que explicar la realidad, la complica. Sin embargo, Aristóteles no se separa del todo de su maestro: al igual que Platón admitirá la existencia de seres no sensibles, las esencias, pero esta vez inmanentes (inoculadas) dentro de las cosas singulares como su "forma" para formar, junto con la materia, un compuesto unitario: la substancia. En ello consiste la teoría hilemórfica de Aristóteles: introducir el mundo ideal platónico dentro de nuestro propio mundo, como un coelemento de éste, sin que perdamos nuestra unidad. Esto tiene la ventaja de que podemos hacer ciencia de lo que es inmutable y universal sin perdernos en las alturas: solo hay ciencia de las esencias, pero éstas se encuentran en las cosas mismas: lo universal se halla subsumido en lo particular en un vínculo íntimo que nos permite la unidad del hombre con la naturaleza y el privilegio de su conocimiento. LA METAFÍSICA ARISTOTÉLICA
En algo coinciden, no obstante, la ciencia del ser en cuanto ser y la teología: en que ambas son ciencias de los primeros principios, es decir, de aquellos que fundamentan cualquier "región" de ser, en el resto de las ciencias particulares. Por este motivo la metafísica luego se dividió en metaphysica generales ( o ciencia del ser) y metaphysica specialis (o ciencia del ser supremo, aunque particular). Pero esta definición no es aristotélica, sino bastante posterior.
Cada uno de nosotros somos, es decir, tenemos ser, existimos. De las diferencias no cabe dudar (es agua o fuego o poliuretano; arriba
o abajo. amarillo o esperanzador...). Según Aristóteles, todos los sentidos del verbo ser se deducen de
un análisis de las proposiciones copulativas, es decir aquéllas que
conectan un predicado con un sujeto: "Sócrates es hombre"; "Alejandro
es músico"; "Mónica es mayor que José"; "el alquiler es caro", etc,. LAS DIEZ CATEGORÍAS ARISTOTÉLICAS Pues bien, hay tantas categorías como diferentes formas de ligar un predicado a un sujeto. Aristóteles enumera diez:
"Ser (tó ón) se dice en varios sentidos, según expusimos antes en el libro sobre los diversos sentidos de las palabras; pues por una parte, significa la (Ousía) esencia y algo determinado, y, por otra, la cualidad o la cantidad o cualquiera de los demás predicados de esta clase." La primera de las categorías es la Ousía o la esencia ( la substancia), es decir, aquello que responde a la pregunta ¿Qué es?. La Ousía es la primera y principal categoría porque sin ella no serían posibles los demás modos de ser: Tiene que haber algo que sea sujeto o al que se atribuyan los demás predicados:
La casa (Ousía) Sin casa, no podríamos atribuir el resto de los predicados; Es decir,
las demás categorías no pueden separarse de la substancia u Ousía,
ya que son afecciones, cualidades o determinaciones de la primera.
![]() LA SUBSTANCIA La substancia es aquello que
posse ser por sí misma y no necesita de otras categorías para ser. Así, nos queda lo siguiente: El ser se dice en múltiples sentidos; el primero es la ousía o substancia, porque no necesita de otro para ser . También se dice el ser como aquello que modifica, determina o cualifica a las substancias : los accidentes, que son las nueve categorías restantes ( cantidad, cualidad, lugar, tiempo, etc.) y que mantienen una relación de dependencia con la primera categoría, sin la cual no pueden darse. Aristóteles, especifica aún más qué sea la Ousía, llegando a la siguiente consideración: Hay una Primera ousía (próte ousía), que es el individuo concreto,
cada ser individual que existe por sí mismo. EL SER NO ES UN GÉNERO Ya hemos visto que cada una de las categorías es ser; sin embargo,
el ser no es un género cuyas especies serían las categorías. El ser
no se divide en otros géneros inferiores o en especies del género; Su
división consiste en que se dice "de múltiples maneras", según las categorías.
Pero éstas no se derivan del ser como si este fuera un género precísamente
porque su significación no es única. Cada categoría es ser en un sentido
distinto. LA TEORÍA HILEMÓRFICA
Aristóteles le ha devuelto al mundo su realidad: lo que "es" realmente son las cosas (subsatancias) y no las ideas separadas de Platón. LA FORMA
es la esencia de la cosa, el qué es la cosa. Es decir, aquello
que determina a algo a ser ese algo y no otra cosa. Por eso la forma
es la especie, las notas esenciales que hacen que algo sea lo
que es y, por lo tanto, pueda ser conocido y definido. Esta forma es
eterna, pero no puede existir sin la materia, el otro polo de la substancia.
Por lo tanto la materia no es el material de que está hecho algo. Madera, hierro, plástico,... son todos materiales que ya tienen una forma. Si podemos definir "madera" es porque ésta ya posee de hecho un principio determinante que la hace ser lo que es: madera. A lo material conocido, perceptible, lo llama Aristóteles eschaté hyle, es decir, materia próxima, que constituye la diversidad de materiales que conocemos: bronce, mármol, madera, poliuretano, vidrio, plástico, etc. Esta no es la materia pura porque ya está determinada por una forma (la forma de bronce, la forma de mármol, etc.). Así pues, la substancia está formada por dos coelementos eternos, materia y forma, que son diferenciables tan solo por el pensamiento y no en la realidad física, donde siempre se dan indisolublemente unidas la una a la otra. Aristóteles ha solucionado así el problema de la trascendencia de las esencias, al quedar estas inheridas dentro del compuesto. Paradójicamente, no obstante es la materia la que individualiza las formas o las especies, produciendo la multiplicidad y diversidad de seres dentro de una misma especie. Todos somos hombres por tener la misma esencia común, pero no todos somos iguales. Las diferencias sobrevienen por la materia: ésta recibe de múltiples maneras la forma universal.
"La especie en esta carne y estos huesos es Calias o Sócrates. Se distinguen por la materia, que es distinta, pero son lo mismo por la especie, ya que ésta es indivisible"
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