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errante
19OO murio en Weimar
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Biografia más amplia
1.1.
Infancia y juventud
Federico Guillermo Nietzsche nació en Rocken,
junto a Lutzen, en Sajonia, el día 15 de octubre de 1844. Su padre, Karl
Ludwig, era pastor protestante en aquella parroquia, y su madre,
Franciska, de familia Oehler, también era hija de eclesiástico. El
ambiente religioso familiar que Federico vivió en su infancia y juventud
sería de gran presencia en toda su vida y él mismo declara que "estaba
muy satisfecho de haber pertenecido a una familia que se había tomado la
religión en serio". A modo de leyenda polaca,
él considera entre sus ascendientes a alguien de la nobleza de
Polonia con apellido Niëzky.
Estudió las primeras enseñanzas en la
escuela pública de Naumburg y a los catorce años fue admitido como
becario en la célebre fundación Pforta, donde habían sido alumnos
Klopstock, Fichte, Schlegel, Novalis y otros. Prevalecía la formación
humanística con una dura disciplina. Federico se presta al riguroso
cumplimiento con rigor. En esta fundación, con sus amigos Wilhelm Pinder
y Gustav Krug, fundan la unión musical Germania. Se comprometen a
presentar cada uno por mes un trabajo artístico, literario, musical,
arquitectónico o de cualquier arte. Entre ellos lo criticaban para
estimularse y mantener así sus afanes formativos más exigentes. Aquí
despierta ya su crítica a las enseñanzas y comienza su distanciamiento
del cristianismo.
1.2. Estudios universitarios
Ingresa en la Universidad de Bonn a los
veinte años para estudiar teología, conforme a la tradición familiar, y
filología, según su vocación científica, surgida en Pforta. El profesor
de filología griega, Friedrich Ritschl, despertó en él gran interés y
entusiasmo, hasta el punto de abandonar por completo los estudios
teológicos y dedicarse exclusivamente a la filología. Al curso
siguiente, cuando Ritschl trasladó su cátedra a la Universidad de
Leipzig, Nietzsche le siguió como discípulo adepto y ferviente.
1.3. Encuentro con la filosofía
El interés por los estudios, en Nietzsche, estuvo
siempre acompañado de su disposición para participar en organizaciones
de tipo cultural y expansivo, que embellecía con su intensa y
pretenciosa afición musical y su exigencia de rigor en el bien hacer
científico de lo que acometía. Esto hizo que su preocupación por
comprender con máxima exactitud los lenguajes le llevase a interpretar,
a su vez, el «espíritu», la vida y el sentido de aquellos escritos.
Nietzsche quiere procurarse un método en
sus estudios, como actividad práctica, para que el estudiante adquiera
juicio personal y una reflexión que tenga siempre presente por qué y
cómo saber. En esta época se acentúa su alejamiento por completo del
cristianismo por las pretensiones de tener la verdad con exclusión de
los demás. En 1865, cuando andaba a la desesperada de apenas poder
confiar en nada, y empeñado en crearse una vida personal, dio con el
libro de Schopenhauer El mundo como voluntad y representación.
Este libro despierta en él gran entusiasmo, porque ve que Schopenhauer
ha hecho de la filosofía una tarea esencialmente práctica por la ética y
la estética, y confiesa que después de Schopenhauer la vida es más
interesante, aunque sea, a su vez, más odiosa.
También recibe fuerte influencia
filosófica con la lectura de Historia del materialismo, de Lange,
en 1866. Con cierto ambiente poskantiano de estas lecturas filosóficas,
tiene también cierta aproximación a Kant leyendo a Kuno Fischer en 1868.
Todas estas lecturas le hacen ir
imponiendo sus modos en los estudios filológicos, llenándolos de
dimensión filosófica. Comparte estas preocupaciones con sus compañeros
universitarios, Deussen y Gesdorff, provenientes de Pforta, y Erwin
Rohde. Este sería el famoso autor de Psyché, sobre el mundo
griego, y Paul Deussen abandonaría asimismo los estudios de teología
para dedicarse a la filosofía hindú.
Otro gran acontecimiento de entonces, que
influiría grandemente durante varios años en su vida, fue el encuentro
con Richard Wagner, el año 1868, en Leipzig. El gran compositor, que
enriquecía su música con ensayos filosóficos, ídolo en los círculos
schopenhauerianos, que prometía transformar la cultura alienada de
entonces en formación personal. En Nietzsche concurrían su profunda
afición musical y sus deseos de acción renovadora cultural con tanta
fuerza, que era natural la firme adhesión al genio creador que se le
presentaba, hasta que llegó el desencanto y la ruptura.
En 1868 oye Tristán y Los maestros
cantores. Tanto él como su amigo Erwin Rohde se aficionaron
fuertemente a Wagner. No sólo fue el músico preferido, sino gran amigo y
maestro, considerándole entonces instaurador de una nueva cultura. La
amistad personal y familiar que mantuvieron hizo que contase entre sus
temporadas más dichosas los días pasados en Tribsen con el matrimonio
Wagner. También Elisabeth cuidará de los hijos de los Wagner cuando
éstos emprenden algún viaje, y los festivales de Bayreuth se consideran
una empresa tan propia de unos como de otros.
Al incorporarce Wagner con el triunfo en
Bayreuth a la cultura tradicional alemana y a los halagos de lo
establecido, empezó el enfriamiento de Nietzsche por Wagner, en 1872,
lamentando la orientación del que fuera maestro, en alas de la
popularidad y del ambiente antisemita y ficticio de los alemanes.
l.4. Profesor en Basilea
El filólogo Friedrich Nietzcche llegó como
profesor de filología clásica a la Universidad de Basilea (Suiza) en
1869, aproximándose a la residencia habitual de Wagner en Tribsen, junto
al lago de los Cuatro Cantones. Entonces pudo fomentar e intensificar la
convivencia y la promoción de sus empresas culturales.
Este joven filólogo causó una impresión
extraordinaria, que recordaban sus mejores alumnos cincuenta años
después. Sus testimonios confirman la madurez del joven profesor, su
libertad de espíritu, su inconformismo en los métodos y en los
programas, su sentido estricto de la justicia, su reserva en las
alabanzas, su preocupación por desarrollar las personalidades, su modo
de escuchar al otro y su gusto en el lenguaje. Son las características
que él pedirá para los nuevos pedagogos.
Basilea y Suiza le disponen especialmente
para una mentalidad europea abierta, a relacionarse con personalidades
muy diversas en intereses intelectuales y modos de vida.
Durante sus años de profesor explica sus
cursos universitarios y también da clases de griego en el Pedagogium.
Las conferencias, sobre todo aquellas referentes al "futuro de nuestras
instituciones educativas", le dan cierta popularidad y vive algunos años
de dedicación y entusiasmo.
Su primera publicación de alcance fue
El nacimiento de la tragedia, dedicada a Wagner, en 1872. La
crítica de los filólogos contra ella fue durísima, sobre todo la disputa
con Wilamowitz-Möllendorf, pero entusiasmó a Wagner. Publica a
continuación, anualmente, Las Inactuales y Humano, demasiado
humano, en 1878, todavía ejerciendo en la Universidad.
En una situación precaria en extremo, el profesor
Nietzsche tiene que jubilarse prematuramente y buscar el tenue alivio
como sea, sosteniéndose con la modesta pensión que la Universidad de
Basilea le asignó y de la que dependían también su madre y su hermana.
Comienza una vida de fugitivo errante, una existencia de paseante, dirá
él, sin paradero fijo, alternando las alturas de los valles alpinos en
verano, preferentemente Sils-María, en la Alta Engadina de los Alpes
suizos, y durante los inviernos por la Riviera italiana, el sur de
Francia y otras ciudades de Italia, con breves estancias en Naumburg.
Son terribles sus dolores de cabeza, las
migrañas, el agotamiento, y bajo tanta presión deambula como un reptil
agarrado a la naturaleza, a la tierra, al agua, a la vegetación,
buscando el aire donde respirar como un ave. En esta época, que dura
diez años hasta su derrumbe psíquico, no renuncia al esfuerzo y al
trabajo, creando las obras más importantes de su filosofía.
Testimonios propios sobre su dolorosa
situación, en los últimos años de Basilea y éstos de depresión, cuando
escribe El caminante y su sombra (1879), podemos leerlos en
Ecce horno y en sus cartas.
A su amigo Peter Gast, 25-7-1882, le
escribe: «considere cómo desde 1876 he sido, bajo muchos aspectos del
alma y del cuerpo, un campo de batalla y no un ser humano». Lo
recordará en Ecce homo (H. d. H., 5) con estas palabras: «Este
monumento de una rigurosa autodisciplina, con la que puse bruscamente
fin en mí a toda patraña superior, a todo "idealismo", a todo
"sentimiento bello" y a otras debilidades femeninas que se habían
infiltrado en mí, fue redactado en sus partes principales en Sorrento;
quedó concluido y alcanzó forma definitiva durante un invierno en
Basilea, en condiciones incomparablemente peores que las de Sorrento. En
el fondo, quien tiene sobre su conciencia este libro es el señor P.
Gast, que entonces estudiaba en la Universidad de Basilea y que se
hallaba muy ligado a mí. Yo dictaba, con la cabeza dolorida y vendada;
él transcribía, él corregía también él fue, en verdad, el auténtico
escritor-, mientras que yo fui meramente el autor."
Envía el libro a Wagner y éste le hace
llegar, con dedicación amistosa, su Parsifal. Nietzsche lo
entiende como un "cruce de espadas" y confiesa: «Increíble! Wagner se
había vuelto piadoso". Entre los tormentos de dolor y sus alivios
pasajeros escribe sus grandes obras. Aurora, 1881; El gay
saber, 1882, coincidiendo con una temporada de salud que desborda su
entusiasmo y es el momento en que descubre su visión del «eterno
retorno", el año del encuentro con Lou Salomé y cuando también oyó
con tanto agrado Carmen, de Bizet. Estos buenos momentos
los refleja en sus declaraciones: «Fluye ininterrumpidamente la
gratitud, como si hubiese ocurrido en efecto algo inesperado, la
gratitud de un convaleciente, pues la convalecencia era lo
inesperado> (G. 5., pról. 2.a, 1), y en Sanctus Januarius, como
fundamento, seguridad y dulzura: «Quiero aprender cada vez más a ver lo
necesario como bello en las cosas, y así seré uno de los que hacen
bellas las cosas" (G. 5., IV, 276).
Sigue la gran obra, como un poema
y no como una serie de aforismos, Así habló Zaratustra, en
1883, 1.a y 2.a partes; en los años siguientes, la 3ª y la 4ª Entonces
piensa revisar punto por punto ciertas disciplinas filosóficas y
dedicarse durante cinco años a la elaboración de su filosofía.
A este respecto son especialmente
importantes Más allá de bueno y malo (1886) y Genealogía de la
moral (1887), añadiendo el mismo año la reedición de algunas obras,
El gay saber, con un 5º libro: «Nosotros, los sin miedo» y Cinco
prólogos. Siguen en 1888 El caso Wagner, Crepúsculo de los ídolos,
Nietzsche contra Wagner, El Anticristo y Ditirambos dionisíacos,
aunque no todos se publicaron entonces.
Su gran preocupación desde 1886 fue
escribir una gran obra, especialmente significativa y definitiva: La
voluntad de poder. Cambio de valoración de todos los valores. Esta
no llegó a estar concluida, si bien algunos de los capítulos que figuran
en los diversos esquemas ya aparecen en otras obras y un abundante
material de trabajo quedó inédito. De todo este material pueden disponer
ya los estudiosos en las buenas ediciones recientes.
1.6. Su enfermedad
Desde enero de 1889 hasta su muerte en Weimar, el
25 de agosto de 1900, Nietzsche no cuenta para una actividad intelectual
normal. Federico Nietzsche había sufrido crisis valetudinarias desde sus
años de Pforta y fueron terribles, con los descansos imprescindibles, en
sus años de Basilea, hasta tener que cesar definitivamente y seguir
esforzándose por un alivio en su salud, cada día más precaria. Pero no
aparece signo alguno de demencia hasta el 27 de diciembre de 1888,
cuando lanza escritos breves, dirigidos a amigos y extraños, en los que
se identifica a sí mismo como el Crucificado, con Dios o con Dionisos, y
atribuye papeles mitológicos a sus conocidos, como Ariadna a Cosima
Wagner, y hasta pone como su dirección postal el Palazzo Quirinale.
En Turín ocurre aquella escena de
enfrentarse con el carrero que golpeaba a su caballo, y Nietzsche,
afeándole bruscamente su acción, se abraza al animal. El primero de sus
conocidos que se presenta es Franz Overbeck, después de consultar a un
psiquiatra sobre los escritos que recibía de Nietzsche, acudió a Turín,
se encargó del enfermo y le llevó a Basilea para hacerle ingresar en una
clínica psiquiátrica. Después del tratamiento de ataque agudo, su estado
fue relativamente tranquilo y se encargaron de él su madre y su hermana,
trasladándole a Jena y a Naumburg. La hermana consigue hacerse tutora y
depositaria de la obra del filósofo. La madre muere en 1897.
El diagnóstico definitivo fue «una forma
esquizofrénica y expansiva de la parálisis estacionaria" (JASPERS: 1963,
cap. I; y Nietzsche, Labor, cap. 1), que después de los agudos
ataques de 1889 dio lugar a un estado crónico de estupidez en el
enfermo.
Los estudios sobre etiología de esta
enfermedad se refieren a los antecedentes familiares, las jaquecas y
acaso el reblandecimiento cerebral del padre, atribuido a la caída, pero
que hubiera podido ser de carácter congénito, pues esta propensión a las
jaquecas y la fuerte miopía se manifestó también en Elisabeth.
Lange-Eichbaum estima que fue sin duda consecuencia natural de la
sífilis que padeció en los años de estudiante, si bien nadie piensa que
su precaria fisiología y sus proyectos de vida le permitiesen en modo
alguno una práctica sexual indiscriminada y abundante.
Como repercusión de la enfermedad en su
obra, Lange-Eichbaum opina que sin ella nunca hubiera llegado Nietzsche
a ser famoso en el mundo entero, debido a que la debilidad cerebral pudo
actuar como inhibidora y permitir la audacia y la concreción en las
expresiones del filósofo que tal vez hubieran sido imposibles con una
reflexión clarividente continua en el ejercicio de todas sus facultades.
Especial atención merece la observación
de JASPERS : «antes de 1888 no estuvo mentalmente enfermo» y además «la
causalidad bajo cuyo influjo se produce algo no indica nada sobre el
valor de lo producido. Un discurso no hay que juzgarlo mejor o peor por
el hecho de saber que el orador acostumbra beberse una botella de vino
antes de hablar en público para darse ánimos».
Nietzsche descubre precisamente en su
estado de salud, en su voluntad de salud, su tensión filosófica. «Un ser
típicamente enfermo no puede estar sano y menos aún sanarse a si mismo.
En cambio, estar enfermo, para alguien típicamente sano, puede ser hasta
un enérgico estimulante de la vida... Yo hice de mi voluntad de
salud, de vida, mi filosofía» (EH., Por qué soy tan sabio,
2).
1.7. Biografía, filosofía y Vida
Para el filósofo del sí a la vida
y del rechazo al homo theoricus y a las filosofías
idealistas, que hizo de «su voluntad de salud su filosofía», no cabe
duda de que filosofía y valoración de la vida han de ir estrechamente
unidas.
Como símbolo zaratustriano leamos
aquella expresión 'repetida: «¿era esto la vida?, ¡ea, pues, otra vez!",
habiendo sido su biografía nada envidiable. «La vida se me ha hecho
fácil, y más cuando se me exigía lo más difícil», confiesa en Ecce
horno (Por qué soy tan inteligente, 10).
Su vivencia religiosa infantil y juvenil
fortificó su intimidad y en todo saber quiso investigar siempre algo
adherido al vivir expansivo de quien lo sabia, eso quiere buscar en sus
ciencias del lenguaje y eso hace su filosofía.
La filosofía, tal como yo la he
entendido y vivido hasta ahora, es vida
voluntaria en el hielo y en las altas montañas -búsqueda de todo lo
problemático
y extraño en el existir que había sido desterrado hasta ahora por la
moral.
Por todo ello su proceso
filosófico habrá sido empírico y continuamente critico:
He llegado a
mi verdad por muchos caminos y
de muchas maneras, no he subido por una sola escalera a la altura desde
donde mis ojos miran a lo lejos.
«Y siempre me ha costado trabajo preguntar por los
caminos, nunca me gustó. He preferido siempre interrogar y someter a
prueba a los mismos caminos,
probando e interrogando,
ésa fue siempre mi manera de caminar. Y, en verdad, hay que
aprender
también a contestar a tales preguntas. Pero ése es mi
gusto, ni bueno ni malo, sino mi gusto, del cual no tengo que
avergonzarme ni por qué ocultarlo.
Este es
mi camino, ¿dónde está el vuestro? Así contestaba yo a
los que me preguntaban el camino. Porque el camino... el
camino no existe.(A. h. Z., III, Del esp. de pesadez, 2)
Muchas serían las alusiones a la
filosofía de Nietzsche en este sentido, y en este libro se trata en la
actitud filosófica nietzscheana. Parece con todo especialmente
ilustrativo traer el testimonio de Lou Salomé, aquella inteligente rusa
que tanto atractivo despertó en Nietzsche y quien, con visión
psicológica, conoció y estudió la vida y la obra del filósofo.
"Nietzsche analiza la influencia que ejercen sobre el pensamiento los
cambios de humor que produce la enfermedad y la convalecencia. Analiza
estos estados de alma hasta las más tenues modulaciones, y las persigue
hasta las cimas en las que alcanzan la inteligencia pura" (SALOMÉ, p.
41). Y ella advierte que aquí merece tanta atención el hombre como sus
escritos para comprender esta filosofía: «Tal es la razón por la cual
importa que fijemos nuestra mirada en el hombre, y no en el
teórico, si no queremos perdernos en la obra de Nietzsche" (ibid.,
p. 68). 1ª Principales etapas de su vida y algunos detalles significativos de cada una 2ª Factores personales y sociales que influyeron en su pensamiento 3ª Títulos significativos de 5 obras suyas 4ª Sus estudios y su trabajo intelectual |