LA TÉCNICA EN ORTEGA
Zenobio Saldivia Maldonado |
Magister en Filosofía de la Ciencia;
Académico Departamento de Humanidades, Facultad
Humanidades y Ciencias de la Comunicación Social UTEM
Universidad
Tecnológica Metropolitana |
|
Resumen
Se analiza el marco teórico que sustenta la idea de técnica en
el discurso del filósof.o español José Ortega y Gasset, en
especial las interrelaciones entre vida, técnica y mundo. Se
focaliza la atención en las características más relevantes de
los estadios de la técnica que propone Ortega y en el
enfrentamiento hombre - naturaleza, como inevitable sustrato
ontológico en que tiene que habérselas el ser humano en un
inacabado proceso de hominización.
1. La técnica en Ortega
Antes de precisar una definición, o las notas más relevantes de
la técnica, a la manera tradicional del quehacer filosófico
desde el pensamiento escrito de Ortega; lo primero que se
observa en sus obras es una invitación constante a pensar sobre
el hombre y su circunstancia; mejor aún, sobre la vida humana
como la única perspectiva más radical desde la cual cobra
sentido plantearse el problema de la técnica. A este respecto,
muchos estudiosos de la obra orteguiana como Francisco Soler,
José Ferrater Mora, Jorge Acevedo y otros, han destacado esta
idea central del pensador nacido en Madrid en 1883.
Por ejemplo,
Mora dice: "La vida humana - cada vida humana - es así para
Ortega, una realidad sin la cual las demás carecerían de "lugar"
propio y, por consiguiente, de sentido - si se quiere, de
"sentido ontológico" (Mora, 1958). A su vez, el profesor de
filosofía contemporánea de la Universidad de Chile, Jorge
Acevedo, sostiene refiriéndose a lo mismo: "La vida humana es la
realidad radical en cuanto ámbito en el que necesariamente tiene
que aparecer cualquier otra realidad para constituirse como tal"
(Acevedo, 1984). El mismo autor agrega en otro de sus trabajos:
"Ante la obra de un filósofo, debemos pues, preguntar: ¿cuál es
su único pensamiento? Tratándose de Ortega, la respuesta a este
interrogante dice así: "el único pensamiento de Ortega es el de
la vida humana; la vida humana es eso mismo de lo cual siempre
dijo lo mismo" (Acevedo, 1983).
Así, las
consideraciones sobre este tópico orteguiano concuerdan
mayoritariamente, de modo que nuestro quehacer teórico parte de
esa realidad: la vida humana entendida como un camino de
infinitas posibilidades de realización de proyectos, como un
plan que habla desde un futuro al presente al cual fundamenta y
llena de sentido, pero por sobre todo como algo problemático y
difícil. Vida humana es precisamente todo lo que no hace el
animal, es todo el conjunto de actuaciones humanas realizado más
allá del propósito de sostenerse zoológicamente en la
naturaleza. O, como lo expresa el propio Ortega, "Para el hombre
vivir es, desde luego y antes que otra cosa, esforzarse en que
haya lo que aún no hay; a saber, el mismo, aprovechando para
ello lo que hay; en suma es producción. Con esto quiero decir
que la vida no es fundamentalmente como tantos siglos han
creído: contemplación, pensamiento, teoría, ciencia" (Ortega,
1983).
Hasta aquí,
observamos que la vida humana es principalmente una actividad,
un estado de producción, de permanente autoconstrucción; un
proceso en que la única manera de afirmarse a sí mismo, es
básicamente a través de las propias tareas autoasignadas. Esta
última característica, sitúa de inmediato al hombre en una
situación similar al de técnico, que siempre está construyendo
algo o ejecutando un proyecto determinado. Ahora bien, esta
enfermiza actividad productiva en que está inmerso el hombre
desde su más radical realidad, obedece a una razón ontológica: e
el ser del hombre es extraño al ser del mundo; por esto, el
hombre no se adapta totalmente a la circunstancia y, a
diferencia del animal - cuyo ser se adapta totalmente a la
naturaleza -, el hombre aparece como un ser extraño al medio y
al mismo tiempo menesteroso. "Esta especie extravagante,
desnaturalizada, es el hombre" (Ortega, sf.). Para satisfacer
sus urgencias más vitales, se ha visto obligado a desarrollar
una serie de actividades o un conjunto de mecanismos que no son
netamente biológicos, con los cuales puede atender sus
carencias. Estos mecanismos son los actos técnicos, los cuales
se caracterizan por posibilitar la creación de uno o unos
objetos determinados y porque, además de satisfacer las
necesidades del ser humano, tanto las biológicas como las
superfluas; tienen el mérito de imponer un cambio en la
naturaleza o de lograr una "reforma "en ella.
tancia,
entendida como un extenso plexo utilitario ahíto de dificultades
y facilidades, el elemento físico y ontológico desde el cual el
hombre trabaja su proyecto vital e histórico. Así, el hombre
aprovecha las facilidades que le presenta el mundo: los
elementos naturales, su cuerpo, los fenómenos físicos, las
cosas, etc., en una palabra, la materia con la cual el ser
humano debe habérselas y constituir su particular proyecto
vital. Empero, la naturaleza no sólo le ofrece a éste
facilidades, también le presenta escollos, tropiezos, carencias.
O, dicho en términos orteguianos: "El hombre al tener que estar
en el mundo, se encuentra con que éste es en derredor suyo una
intrincada red, tanto de facilidades como de dificultades"
(Ortega, 1983). Y más adelante agrega, situando al único
emancipado de la naturaleza, en lo que motiva estas notas - en
la técnica -: "Si nuestra existencia no fuese ya desde un
principio la forzosidad de construir con el material de la
naturaleza la pretensión extranatural que es el hombre, ninguna
de estas técnicas existiría". ( Ortega, 1983)
Los
parágrafos anteriores nos muestran el inevitable carácter
ontológico del hombre, en tanto éste es el único animal que
tiene su ser abierto, que tiene que vivir enfrentando a la
naturaleza, construyéndose a sí mismo en un medio que no le es
propicio, sino más bien adverso, y rodeado de cosas o prágmatas
que tienen su ser fijo y totalmente determinado. Entre tales
asuntos el hombre se mueve, realiza movimientos técnicos y se va
construyendo de este modo su propio proyecto de vida. Por otra
parte, el último trozo citado alude a una tautología entre la
técnica y el proceso de adaptación de la naturaleza por parte
del hombre.
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2. Tipos de Técnica
Ortega, principalmente en su obra Meditación de la Técnica,
destaca las dificultades que se presentan para precisar ciertos
estadios evolutivos en lo referente al desarrollo de la técnica;
o mejor aún, destaca la dificultad para determinar cuál invento
o aparato técnico marca un hito histórico en el desarrollo de la
técnica. Por ejemplo, Ortega sostiene que la pólvora y la
imprenta, que parecen descubrimientos muy importantes propios
del siglo XV, ya eran conocidos por los chinos muchos siglos
atrás. Su principio clasificador es sin embargo, la relación
entre el hombre y su técnica: "A mi entender, un principio
radical para periodizar la evolución de la técnica es atender la
relación misma entre el hombre y su técnica, o dicho en otro
giro, a la idea que el hombre ha ido teniendo de su técnica, no
de ésta o la otra determinadas, sino de la función técnica en
general". (Ortega, 1983).
Así,
Ortega divide la técnica en tres estadios evolutivos:
1. La
técnica del azar.
2. La técnica del artesano.
3. La técnica del técnico.
Para el
primer período, destaca tres notas relevantes:
a) El
escaso repertorio de actos técnicos de que disfruta el hombre
primitivo. Esto implica la existencia de una mayor
animalidad y una menor humanidad, pero, por sobre todo, indica
un desconocimiento de la esencia de la técnica por parte del
hombre primitivo; un desconocimiento de sus posibilidades de
generar cambios. "Desconoce por completo el carácter esencial de
la técnica, que consiste en ser ella una capacidad de cambio y
progreso, en principio, ilimitados". (Ortega, 1983)
b) La
sencillez y escasez de la técnica primitiva. Esto implica
necesariamente una vida en comunidad, donde todos ejercían
determinados actos, v. gr.; todos los hombres, mujeres, niños se
dedican a elaborar arcos, flechas, etc. También comienza a
vislumbrarse cierta diferencia por sexo en estos movimientos o
actos técnicos: "Que la mujer cultive el campo - fue la mujer la
inventora de la técnica agrícola - le parece tan natural como
que de cuando en cuando se ocupe en parir". (Ortega, 1983)
c) No hay
conciencia del momento de invención dentro de la técnica.
Esto significa que el hombre no se concibe aún como el inventor
o creador de implementos técnicos; sino más bien atribuye a sus
movimientos técnicos un sentido mágico, extranatural, ante el
cual se siente acostumbrado. Ortega señala al respecto: "Todas
las técnicas primitivas tienen originariamente un halo mágico y
sólo son técnicas para aquel hombre por lo que tienen de magia"
(Ortega, 1983).
Para el
segundo nivel, la técnica como artesanía, el pensador
español da algunos ejemplos de períodos históricos donde ésta se
manifiesta, v. gr.; ubica aquí a la Antigua Grecia, a la Roma
pre-imperial y al medievo; sus notas más relevantes son:
a) El
repertorio de movimientos técnicos ha crecido enormemente. Esto
implica una mayor complejidad de tales actividades.
b) Se
destacan los artesanos como los poseedores de estos actos. Para
tal cometido dedican su vida a este quehacer plenamente, sin
incursionar en otros campos.
c) En este
nivel se inventan instrumentos y no máquinas. Tal afirmación
alude al hecho de que el hombre realiza nuevos movimientos
técnicos ayudándose de tales implementos: en cambio, las
máquinas - como veremos más adelante - actúan por sí mismas, sin
requerir la presencia constante del hombre.
d) Estas
actividades técnicas son principalmente un método de trabajo, un
procedimiento, con lo cual el artesano aún es actor o ejecutor
de su trabajo.
Finalmente,
el tercer nivel: "La técnica del técnico", se alcanza -
según Ortega - en las sociedades más desarrolladas y, a partir
de la Revolución Industrial, se torna irreversible. Sus rasgos
más esenciales podemos sintetizarlos en los siguientes puntos:
a) El uso
de máquinas. Esto implica un rol pasivo por parte del
hombre, como espectador de la máquina.
b) Aparece la
separación entre el técnico y el obrero. El primero
planifica y el segundo ejecuta.
c) El hombre
tiene conciencia de su poder creador.
d) Se
producen nuevos y variados proyectos de vida, estilos de
vida; el hombre se siente serlo todo y por ello nada
determinado, se siente vacío.
e) Se unen
definitivamente ciencia y técnica, en un proceso
constante de búsqueda del bienestar humano.
Ahora bien,
analizados ya estos estadios evolutivos, que nuestro autor
expone en "Meditación de la Técnica", que parte estudiando los
movimientos técnicos del hombre, y si además tenemos presente la
sugerencia que el propio Ortega nos hace en "El mito del hombre
allende la técnica", en el sentido de observar la conducta del
hombre desde fuera, es decir, podemos volver a exclamar, guiados
por Ortega, partiendo de los movimientos que el hombre realiza
con el cuerpo, aparecen otra vez los movimientos técnicos:
"Mientras viva el hombre, hemos de considerar su técnica como
uno de sus rasgos constitutivos esenciales, y tenemos que
proclamar la tesis siguient el hombre es técnico" (Ortega, sf).
En este
contexto, ya no nos queda duda alguna para situar la técnica en
el substrato en que la ubica el filósofo hispano: enraizada en
la vida misma.
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3. Objetivo de la Técnica
Nuestro recordado pensador español y fundador en 1914 de la
"Liga de la educación política española", (Acevedo, 1984),
sostiene que el objetivo de la técnica escapa a sí misma, que es
algo externo a ella, su objetivo principal es liberar al hombre
del tiempo que gasta en la satisfacción de sus apetencias
biológicas, para que éste pueda realizar su propio proyecto
vital y trascienda así la naturaleza, llegando a ser él mismo. O
como lo expresa en su libro Meditación de la técnica: "La misión
inicial de la técnica es ésa: dar franquía al hombre para poder
pasar a ser sí mismo",y en otro parágrafo expresa; "La técnica
es la producción de lo superfluo: hoy y en la época paleolítica"
(Ortega, 1983). En ambas citas podemos observar un par de rasgos
importantes del hecho técnico, que hemos venido destacando en
estas páginas:
- La
trascendencia del medio, como tarea básica e ineludible del ser
humano.
- El carácter
de extrañamiento del hombre en el mundo, cuyo ser está alejado
del ser de la naturaleza.
Situados
desde tal perspectiva, no es difícil comprender que la idea de
técnica en Ortega es entendida como algo consustancial al
substrato de la vida, es parte de la vida del hombre para
sobrevivir y para construir otro entorno. He ahí lo paradójico,
el hombre quiere y no quiere estar en el mundo, o como lo señala
Ortega, "Parece evidente que el "X", que es técnico, pretende
crearse un mundo nuevo" (Ortega, sf). Y, en este proceso de
construcción de un mundo que queda siempre inacabado, se va
haciendo a sí mismo; va dejando por doquier las huellas de su
gesta de hominización.
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Bibliografía
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Barral, 1958, p. 95.
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En: Hombre y mundo. Santiago, Editorial Universitaria, 1984, p.
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Madrid, Alianza Editorial, 1983, p. 341-342.
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Ibídem, O.C.V., p. 361.
Ortega y Gasset, José. (s.f.). "El mito del hombre allende la
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Acevedo, Jorge. Hombre y mundo. Op.cit. , p. 27
Ortega y Gasset, J.: Meditación de la técnica, op. cit., p. 342.
Ibídem, p. 329.
Ortega y Gasset, J.: "El mito del hombre allende de la técnica",
op. cit., p. 619.
http://www.utem.cl/trilogia/p_18_7.htm#inicio
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