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San Agustín de Hipona - Agustinismo
Aurelio Agustín, la figura más importante de la filosofía cristiana de la antigüedad; nació en Tagaste (hoy Souk-Arhas, en Argelia), ciudad de Numidia, en el África proconsular romana, de padre pagano y madre cristiana, santa Mónica. Fue educado en Tagaste y Madaura y estudió retórica en Cartago; leyendo a Cicerón se inició en la filosofía y se cuenta que uno de sus diálogos, el Hortensius, hoy perdido, le llevaría más tarde a convertirse al cristianismo. En su juventud fue seguidor del maniqueísmo, en el que inicialmente le pareció hallar respuesta a sus dudas sobre el mal en el mundo. Desencantado de la secta, se dirigió a Roma, donde se adhirió al escepticismo de la Academia nueva y al epicureísmo, y donde enseñó retórica, para pasar luego a Milán. Leyó por esta época a algunos autores neoplatónicos y probablemente las Enéadas de Plotino, que constituyeron sus nuevas raíces filosóficas y que, junto con la conversión al cristianismo -recibió el bautizo de manos de san Ambrosio de Milán, en el 386, a los 31 años de edad- marcan los dos focos -neoplatonismo y cristianismo- en que se centra todo su pensamiento posterior, ocupado en la búsqueda de la conciliación de fe y razón.
Ordenado sacerdote (391) y luego obispo de Hipona (396), la actual Annaba, inició su producción literaria de mayor importancia, como defensor y expositor de la fe cristiana, al escribir primero
contra los maniqueos: Sobre el libre arbitrio (388 y 391-395), La verdadera religión (390);
contra los donatistas, cristianos puritanos que hacían depender la validez de los sacramentos de la intención del ministro: Contra Gaudencio, obispo de los donatistas;
y contra los pelagianos, seguidores de Pelagio, para quien el hombre, al no tener pecado original, podía él solo, sin la gracia divina, realizar obras buenas: El espíritu y la letra (412), Sobre las hazañas de Pelagio (417).
A esta época pertenecen también otras
grandes obras y tratados: La trinidad (399-419),
Confesiones (397), obra literariamente importante, y su gran obra
apologética La ciudad de Dios (413-427). En
Retractaciones (426-427), Agustín revisa algunas doctrinas anteriores.
Vista en su conjunto, la obra filosófica de Agustín de Hipona significa el
primer esfuerzo importante de armonizar la fe y la
razón, la filosofía y la religión, esfuerzo al que se da
históricamente el nombre de filosofía cristiana, que ya había empezado con
los llamados padres de la Iglesia y que, en realidad, continuó durante la
alta y la baja Edad Media, dando origen a la filosofía escolástica.
agustinismo
Conjunto de doctrinas filosóficas y teológicas que se inspira en Agustín
de Hipona.
Algunos de sus temas más característicos inciden naturalmente en cuestiones puramente religiosas, como son las disputas sobre la gracia y la predestinación, que toman cuerpo incluso en vida de Agustín. Otros implican una
perspectiva filosófica neoplatónica que entró en colisión y disputa con el aristotelismo que se difundió entrado el s. XIII: en concreto, la teoría de la iluminación interior se opuso a la teoría de la abstracción, defendida sobre todo por Tomás de Aquino.
La doctrina de las dos ciudades, expuesta en la Ciudad de Dios,
dio origen no sólo al llamado agustinismo político,
sino también a una filosofía de la historia y teoría del tiempo como proceso lineal, que pasa por Vico y llega hasta Hegel, en el que la historicidad se halla entretejida de temporalidad e idea.
Quizá la característica más persistente
del agustinismo sea la preeminencia de la fe respecto de la razón, que
influye de algún modo en toda la Escolástica , pero de un modo especial en
Anselmo de Canterbury, quien se acoge a su máxima del Credo ut intelligam
[creo para poder entender].
El agustinismo en general destacó como oposición a la recepción de
Aristóteles en la filosofía escolástica, en la forma concreta que se llamó
tomismo, en representación de una línea de pensamiento que otorga la
primacía
al bien,
a la voluntad
y al amor sobre la verdad, el entendimiento y la razón,
y hasta al valor y sentido del
individuo sobre la abstracción de la generalidad.
Entre los representantes medievales de la corriente agustinista, en el
apogeo de la Escolástica, destacan los franciscanos Alejandro de Hales,
san Buenaventura, Juan Duns Escoto, -el más relevante de esta corriente,
junto con san Buenaventura.
Diccionario de filosofía en CD-ROM. Copyright © 1996-98. Empresa Editorial Herder S.A., Barcelona. Todos los derechos reservados. ISBN 84-254-1991-3. Autores: Jordi Cortés Morató y Antoni Martínez Riu.