La discusión en común nos permite no sólo expresar nuestras ideas, buscar soluciones juntos o pasar un buen rato, sino también aprender de las personas que nos rodean y conocer nuevos puntos de vista. Para que la discusión resulte provechosa es preciso realizar un trabajo previo de acuerdo a unas normas básicas:
1. Delimitación del tema. Es importante centrar la cuestión diferenciándola de otros temas afines, esto evitará discusiones marginales y pérdida de tiempo.
2. Recogida de información. Investigar sobre el tema y documentarse contribuirá a darnos una visión más amplia del tema y a apoyar nuestros argumentos. Servirán datos estadísticos, testimonios de afectados e incluso experiencias propias.
3. Reflexión y análisis. Hay que analizar las causas y efectos, delimitar el problema filosófico y buscar posibles soluciones. Pensando sobre el tema y profundizando en la complejidad del problema hallarás tu postura o suspenderás el juicio pudiendo hablar del estado de la cuestión. Establecer dónde reside el problema o los posibles problemas para uno mismo aporta tanto o más al debate que posicionarse a favor de uno u otro bando.
4. Juicio individual. Expón con cuidado y con enunciados cortos las razones en las que basas tu opinión, hay que intentar que los argumentos sean coherentes entre ellos evitando contradicciones. Intenta encontrar posibles objeciones y contéstalas, de este modo tus argumentos quedarán reforzados.
5. Aportaciones durante el debate. En una puesta en común, algunos probablemente se opondrán a vuestras conclusiones, tendrán otros puntos de vista o encontrarán otros problemas. Hay que escuchar atentamente y coger apuntes, para después, teniendo en cuenta los argumentos ajenos, contestarlos, objetarlos, refutarlos y formular vuestras conclusiones definitivas.
6. Informe y reflexión final. En un debate hay tantos puntos de vista como personas participantes, contar cómo ha sucedido para ti el debate, qué aportaciones te han parecido más relevantes y qué cosas has aprendido de la situación, de la discusión y de tus compañeros, así como a cerca de la temática y el arte de filosofar es muy importante.
Para que la discusión sea enriquecedora y la calidad filosófica de nuestros debates vaya mejorando es necesario cuidar todos y cada uno de estos pasos, por eso será necesario que tu trabajo sobre el debate conste de tres partes fundamentales:
EL PLAN DE DEBATE Pequeña introducción sobre el tema, delimitación del problema, postura y argumentos así como posibles objeciones y la respuesta a tales objeciones. |
APORTACIONES Objeciones que han hecho a tus argumentos, otros argumentos que refuerzan tu postura, conclusiones a las que has llegado durante el debate, etc. |
INFORME Y REFLEXIÓN Supone tu aportación final a la discusión a título personal, debes relatar cómo ha sucedido el debate para ti, qué cosas destacarías y qué sería importante tener en cuenta en otros debates. |
El trabajo previo al debate es muy importante porque evita que se pierda la discusión en derroteros que no nos interesan, pero también en el debate hay que respetar unas normas básicas:
- Cuida la expresión oral y la claridad expositiva: hablar con propiedad, orden, alto y despacio.
- Escucha atentamente a tus compañeros y apunta las consideraciones pertinentes para acordarte de ellas cuando sea tu turno.
- Ten siempre en cuenta que el debate y la contrastación de opiniones y puntos de vista es siempre una fuente de enriquecimiento, que no se trata de convencer sino de ofrecer y aportar.
- Llevar bien el turno de palabra, para esto es muy importante coger apuntes de las aportaciones que queremos comentar cuando sea nuestro turno.
- El respeto y el tener en cuenta todas y cada una de las aportaciones sin minusvalorar otros puntos de vista u otras formas de pensar.
- Participar es muy importante, nuestra aportación puede resultar crucial para el transcurso de la discusión, si no he llegado a ninguna conclusión o no he encontrado argumentos para apoyar mi postura siempre puedo retomar la discusión en un punto que me pareció interesante, delimitar el tema, expresar mi conformidad o disconformidad con las formas de debatir o los contenidos expresados de otros compañeros, siempre de un modo correcto, por supuesto.
- Ser coherente: a fin de cuentas estamos aprendiendo a filosofar y debemos hacerlo con propiedad. Hay que intentar que nuestros argumentos sean coherentes entre sí y con los datos que aportamos.
- No temer cambiar de opinión o de ideas , las ideas nos ayudan a entendernos con el mundo, son un instrumento que utilizamos, si sabemos porqué hemos cambiado de idea y sabemos explicarlo no estamos contradiciéndonos sino demostrando nuestra capacidad de cambio, de aprecio por la razón y madurez.