Se comete al confundir la esencia con el accidente, lo sustancial con lo
adjetivo. Incurre
en ella, por ejemplo, quien juzga por las apariencias. Mefistófeles— Cala sobre tu cabeza una
peluca de miles de bucles, calza tus pies con coturnos de una vara de alto, que
no por ello dejarás de ser lo que eres. Como es
sabido, el hábito no hace al monje y aunque la mona se vista de seda...
Todo esto viene a decir lo mismo: que las cosas tienen esencia y accidentes. Esencia
es la substancia de una cosa, lo que no se puede suprimir sin alterar el concepto;
lo inherente, lo necesario, y también lo universal, porque es en lo que coinciden
todos los individuos del mismo género. Un triángulo es, esencialmente, un
polígono de tres lados. Como todos los conceptos, presenta un aire abstracto,
fantasmal e invisible hasta que se reviste de accidentes: triángulo de tiza,
de bronce, de flores, azul o verde, tieso o tumbado, isósceles o escaleno.
Puede adoptar muchas presencias accidentales, pero lo común, lo inseparable,
lo que se predica de todas es su esencia: un polígono de tres lados. Percibimos
las cosas por sus accidentes y es preciso desnudarlas para conocerlas, para
descubrir su meollo, aquello que permanece bajo los cambios de apariencia: la
substancia, esto es, lo que sostiene los accidentes (del latín substare
= estar debajo). Accidente
(del latín accidere = sobrevenir a) es lo que particulariza las cosas,
lo añadido, lo sobrevenido. El accidente puede faltar, no es necesario para el
concepto; es contingente, yuxtapuesto. Como ocurre con los triángulos, las
notas variables de los individuos de una misma especie son accidentales. La Falacia
del accidente se comete por tomar una propiedad accidental como esencial,
lo que conduce a errores al generalizar y al definir: un triángulo es un
polígono verde. Atribuimos como esencial a todos los individuos de una
especie una cualidad que sólo conviene accidentalmente a algunos de ellos. Platón era filósofo, pero no por sus
facultades dialécticas, como Hipócrates era médico, pero no por su elocuencia.
También yo puedo ser filósofo y cojo al mismo tiempo, y sin embargo, no
habíais
de imitarme en la cojera para ser filósofos. Epícteto. La definición
por los accidentes traiciona el concepto, como ocurre cuando se define la
democracia por la educación y la seguridad social. Si definiéramos las aves
como vertebrados que vuelan, no serían aves ni los pingüinos ni el Pato Donald,
pero podrían serlo Dumbo y los murciélagos. Si hubiera que juzgar a los filósofos
por su barba, lo más justo sería poner a la cabeza de todos un macho cabrío.[1] Es una falacia
muy próxima a la Generalización precipitada.
La mayoría de las Falacias del accidente se cometen al generalizar a
partir de los accidentes de las cosas, lo que ocurre con más facilidad cuando
los datos son insuficientes: Todos los españoles bailan flamenco. No es
preciso bailar flamenco para ser español. Estamos ante un carácter accidental,
que puede darse y no darse. Si juzgo todas las tuberculosis según los
accidentes que la caracterizan en mi bisabuelo, construiré una falsa
generalización que no comprenderá la mayoría de las tuberculosis que rondan el
planeta. Si considero esencial que Homero fuera poeta, podré afirmar que todos
los hombres son poetas. Extraer
conclusiones a partir de cosas que sólo son ciertas accidentalmente, es lo
que hacen tantas personas que generalizan a determinadas profesiones (jueces,
policías, periodistas) el abuso en que puedan haber incurrido algunos de sus
miembros: Todos los jueces están comprados. Los políticos son unos golfos Olvidan que lo
mismo puede argumentarse sobre los cuchillos de cocina, los medicamentos o la
libertad de prensa. El abuso no es argumento contra el uso. Es la falacia del
que juzga la feria, no por lo sustancial, sino según le va en ella. — ¿Qué mayor prueba de que nada aprovecha
la filosofía que el que algunos filósofos vivan torpemente? — No es eso prueba alguna; pues, como los
campos, no todos los que se cultivan son fértiles.[2] Véase,
también, Falacia del Secundum quid. |
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Revisado:
mayo
de 2005 |