Algunos textos relacionados con la formación del
voluntariado
(1)
Creemos que abordar el tema de la
formación del voluntariado es hoy
un reto que no
puede esperar, ya que es ésta una de las
garantías de la calidad de la tarea
voluntaria que, gracias a la intuición
que despierta la solidaridad, viene
desarrollándose con tanto entusiasmo
desinteresado.
Pero será a través de la
formación, uno de los instrumentos
aunque no el único, como el voluntario
irá adquiriendo cada vez más fuerza
social, ahorrando esfuerzos y
rentabilizando su entrega gratuita.
Subir |
|
|
(2) La
formación será el espacio propicio
para que, gracias a la reflexión sobre
la acción, sus motivaciones iniciales
vayan creciendo hacia un "modo
de ser", hacia
"una manera diferente de ver la vida",
hacia una búsqueda más sólida de
"mejorar la calidad de vida", de una
"transformación de la sociedad".
Subir |
|
(2) La formación: un
derecho
del Voluntario.
En el desarrollo y
realización de su acción el voluntario
tiene derecho a ser informado, apoyado,
asesorado, acompañado, enriquecido para
y por este diálogo constante con la
realidad. Situar al voluntario en la
responsabilidad de una tarea para la que
no está capacitado sería violar un
derecho, sería conducirlo a un hacer
sólo intuitivo, a un hacer ineficaz o
quizá a una desmotivación personal, a un
abandono..., a un retirar su
participación.
Observando este derecho,
afirmamos, sin más, que es
un deber de la
organización de voluntarios
ofrecer la formación necesaria para el
desempeño de las tareas.
Subir |
|
|
(4) Cuando nos referimos
a
Formación del
Voluntariado
estamos
hablando de
·
un proceso constante de
transformación,
·
en el que el voluntario,
con su grupo de acción,
·
va dialogando con la
realidad,
·
va aprendiendo de ella,
·
y va sistematizando sus
conocimientos, sus hábitos de trabajo, y
sus habilidades.
Significa, por tanto,
·
una revisión,
·
un ahondamiento
·
y una transformación de
sus actitudes.
Subir |
|
(5)
Un
voluntario formado
abrirá nuevos campos para nuevas
participaciones y para el planteamiento
de nuevos e ineludibles objetivos de la
organización.
·
Un voluntario formado
será factor de cambio de la misma
organización, ya que su "poder
participar" será cada vez mayor, y
obtendrá mayor nivel de conciencia para
poder tomar más y mayores decisiones.
·
Un voluntario formado
podrá ofrecer más eficazmente su
servicio, y al mismo tiempo podrá
trabajar más adecuadamente por erradicar
las causas que producen los problemas.
·
Un voluntario escasamente
formado puede correr el peligro de ser
"súbdito" de la organización en la que
ofrece su tiempo y su persona, no ya
para los fines genuinos en los que se
funda la organización, sino sirviendo a
otros fines e intereses creados
internos.
Subir
|
|
(6)
No puede
imponerse
la formación
a los voluntarios sino
más bien ofrecerse y acrecentar el deseo
de elegirla y de asimilarla.
Por ello no se debe
entender por formación ese paso previo
que es la sensibilización del
Voluntariado en el que se le ayuda a
tomar conciencia de la realidad
circundante, de la propia realidad, pero
aún falta la decisión de formarse para
crecer en el ser, en el saber y en el
saber hacer.
Subir |
|
(7)
En
el proceso
de formación confluyen diversas
realidades
con sus valores y antivalores:
·
la comunidad en la que se
actúa o actuará,
·
los afectados,
·
los
profesionales -o monitores-
.
los voluntarios,
·
y la realidad social más
amplia.
Subir |
|
|
(8)Compartimos la
convicción de que la concepción de la
pobreza va mucho más allá de la carencia
de recursos materiales. Sabemos que
existen recursos personales aun en la
situación de pobreza, que deben ser el
punto de partida para poder salir de su
círculo vicioso.
Sabemos también que
el
voluntario aporta al cambio social
recursos que no
son sólo económicos, sino principalmente
humanos. ¿Qué mejor que la formación del
voluntario para que éste vaya
descubriendo todas las potencialidades
que en él existen?
Hablamos, en este
sentido, de una formación que potencia
la creatividad y las iniciativas y que,
lejos de ahogarlas en este proceso de
sistematización, las ordena hacia una
finalidad de lucha frente a la
marginación ya los problemas sociales y
no a su mantenimiento. Una formación que
sistematice esa "labor artesanal" del
voluntario para que pueda llegar a la
denuncia social
Subir |
|
(9) Pretendemos que el
voluntario en formación, por su
participación
en ella, pueda acceder a la
independencia en la acción, a un saberse
implicado en ella, un sentirse
participativo en la medida que puede
poner en común sus aciertos, sus dudas,
sus errores como fuente importante de
aprendizaje.
Participativa en el
sentido de implicación activa en un
verdadero proceso. Esta es una nota de
la formación que atañe principalmente al
formador que invierte fe en los
voluntarios, que revaloriza la
experiencia y la iniciativa que poseen,
que retoma las intervenciones,
sistematiza y completa los aspectos que
faltan.
Subir |
|
(10) Una
formación en los
valores:
-
del "ser"
frente al aparentar;
-
del "dar",
más que del utilizar;
-
del
"participar", "acoger" y no del "aislar"
como si ese no fuera mi problema;
-
del juzgar
críticamente y no del "consumir"
pasivamente información;
-
del
"decidir" más que del permitir que otros
decidan;
-
del
"denunciar valientemente" y no del dejar
pasar para que todo siga igual;
y así podríamos seguir
enumerando los valores alternativos que
la cultura del voluntariado vive y
promueve.
Subir |
|
|
(11)De
poco nos sirve una
formación
academicista,
pues, mientras el voluntario es llevado
por "los que saben", se agrandan más las
distancias entre el que "enseña" y el
que "aprende".
Subir
|
|
|
(12) 1.
Ningún itinerario
formativo es neutral
y, por tanto, sus objetivos deben estar
predeterminados por la organización, a
través de un proceso deliberado, pero no
dejado al arbitrio del último que llegue
a la entidad.
2. En la deliberación de
estos objetivos
deben participar
de alguna manera los voluntarios.
Pero distinguimos lo que es la
profundización en la democracia interna
de las organizaciones, que permita una
progresiva participación del
voluntariado, de lo que es el proceso
formativo en sí, cuyos objetivos deben
tener claros los responsables de la
formación de las distintas entidades.
Subir |
|
(13) Cabría distinguir
distintos tipos de
objetivos
formativos:
-
unos, de carácter
instrumental,
que ayudan al voluntario a hacer
bien su tarea, a dominar su campo de
acción; en este sentido, todo lo que
sea incentivar la formación
específica, en función de las
personas y/o colectivos con los que
se trabaja, es siempre necesario.
Somos conscientes de que muchas
organizaciones se quedan aquí, es
decir, que no pasan de poner en
marcha estos objetivos
instrumentales.
-
Por eso, es
importante concienciarse de que la
formación ha de
ayudar a
cada voluntario a crecer como
persona, en su devenir vital,
lo cual nos conduce a la evidencia
de que muchos de los actos
educativos que realizamos entre los
voluntarios van a valer, no sólo
para la tarea, sino para la vida y
la persona de cada voluntario, más
allá de su adscripción a nuestra
entidad.
Subir |
|
|
(14) Una
formación
permanente:
Esta cualidad hace
referencia a la capacidad inagotable de
aprendizaje que posee la persona.
Una realidad cambiante y
siempre nueva debe ser acompañada por
una formación permanente, un proceso de
aprendizaje que acompañe al voluntario
y que se convierta en un
autoaprendizaje.
Despertar la necesidad
de aprender y tender al autoaprendizaje
es un objetivo a largo plazo de
cualquier proceso de formación.
El cumplimiento de dicho
objetivo se verá alimentado por el gusto
que el voluntario vaya poniendo en su
aprendizaje, en ese sentir que va
avanzando.
Una formación que se
traduzca en una acción eficaz es el
mejor aliciente para que el voluntario
vaya optando por su autoformación.
De modo que el período
de formación sistemática será sólo
el punto de partida para el cultivo de
una permanente actitud de querer avanzar
en la acción. La formación permanente
estará entonces garantizada por todos
esos instrumentos varios:
-
reuniones de
trabajo,
-
folletos,
-
lecturas, j
-
ornadas,
-
publicaciones,
-
encuentros,
etc.,
que el mismo voluntario
se procurará a sí mismo.
Subir |
|
(15)
El
voluntario que llegaba hasta hace
unos años
a nuestras organizaciones venía con una
maleta cargada de experiencias,
motivaciones, aptitudes y actitudes que
aligeraban la densidad de las labores
formativas. Así, en síntesis, podríamos
decir que en dicha maleta el voluntario
traía:
-
Una
clara
referencia de sentido. Su
compromiso voluntario no era más que
la explicitación hacia el exterior
de una opción vital por desarrollar
unos valores humanizadores, bien
desde claves religiosas o
humanistas, pero en todo caso
nucleares y vertebradores del resto
de las dimensiones del vivir
cotidiano.
-
Una
suficiente
experiencia en la acción. Se
trataba de personas "metidas en la
harina" de la acción social, del
compromiso, del altruismo a favor de
los demás. La acción incluso en no
pocas ocasiones era sinónimo de
activismo o de hiper-ocupación
exagerada.
Subir |
|
(16)
Un
horizonte de transformación social
que viene acompañado por la cultura
sociológica del cambio, de la necesidad
de buscar una sociedad diferente, unas
propuestas globalizadoras alternativas.
Desde este referente de sentido, uno
quería ser voluntario porque este mundo
no le gusta y lo quiere cambiar. Sin
duda, este tipo de voluntario existe e
insiste en nuestras organizaciones. No
es pieza de museo, pero no goza del
favor numérico de otros tiempos. Y no se
trata de tanto de discutir sobre las
bondades o maldades de este modelo, sino
constatar que simplemente este modelo no
está en alza en el escaparate del
voluntariado. Quizá porque el
voluntariado se ha convertido en exceso
de escaparate, quizá porque nuestro
sustrato cultural actual no favorezca
trayectorias personales tan
clarividentes como las de otras épocas.
El caso es que en estos
momentos estamos en otro espacio y en
otro tiempo donde surgen
personas
voluntarias que se acercan a nuestras
organizaciones con
la maleta cargada de:
1 Una
inestable
pluralidad de pertenencias, unida a la
ausencia de referencias de sentido.
El voluntariado aparece, sin querer,
como una puerta abierta donde cada cual
intenta buscar y construir su lugar en
el mundo, explícita o implícitamente,
consciente o inconscientemente. El
nomadismo de nuestros días se advierte
en el ir y venir de los voluntarios de
unas organizaciones a otras, unir y
venir acentuado por la prisa y por la
poca estabilidad de los compromisos
adquiridos.
2
Una
inmadurez en
la acción que se traduce en el fácil
acomodo, en la apetencia o en la
autocomplacencia. De hecho nos
encontramos con un voluntariado de
perfil blando, en el sentido de que
adquiere un compromiso minimalista, que
no concede espacio al esfuerzo personal,
que pone trabas al trabajo en equipo,
que no le interesa el horizonte de
cambio social, que se siente más
afectado por el grano que pone, que por
el granero que está construyendo.
3 Un horizonte
mayoritario que
busca la realización
personal en su sentido
más amplio, que
cuenta con el favor de
la cultura sociológica
que transita hacia la
construcción de una
nueva forma de ser
sujeto en un mundo en
cambio y en una época en
la que la persona está
expulsada del criterio
de medida de las grandes
fuerzas que nos
gobiernan, comenzando
por la globalización
económica.
Subir |
|
Mª
Elena Afaro en
CUADERNOS DE LA PLATAFORMA PARA LA
PROMOCIÓN DEL VOLUNTARIADO EN ESPAÑA
http://www.solucionesong.org/docs/c4_forma.pdf
Luís
A. Aranguren Gonzalo
Pedro Varo Chamizo
|