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ETAPA 10ª - Paso 2º Ampliando nuestra información

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Verdaderos y falsos reforzadores de la conducta voluntaria

 

Falsos

Reforzadores de la solidaridad

Verdaderos

 

 

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Verdaderos y falsos reforzadores de la conducta voluntaria

 

 

            El artículo 14 de la Ley Estatal de Voluntariado recoge como “incentivos del voluntariado algunas medidas que supuestamente animarían a las personas a hacerse voluntarias y a permanecer en el voluntariado. Algunas de estas medidas, consecuencias o reforzadores, según la citada Ley, son

  • “bonificaciones o reducciones en el uso de transporte…

  • así como la entrada en museos…”

Hay personas cuya opinión es muy parecida a lo que dice la Ley. Piensan que para que haya más voluntarios sería bueno “favorecerlos”  con ciertas ventajas que reconozcan su labor gratuita y hagan del voluntariado un recurso social potente. Lo hemos oído muchas veces, sobre todo en boca de quienes estarían interesados en disponer de servicios de voluntarios. Obviamente se trata de una concepción diametralmente contraria a los principios del voluntariado, que no denota necesariamente mala fe en quienes la sostienen, sino que es simplemente el fruto de la idea tan elemental y extendida de considerar voluntariado todo aquello que se hace por los demás sin cobrar dinero.

En este mismo sentido apuntaba también una sugerencia a la comisión redactora de la Ley Andaluza del Voluntariado que proponía que las personas mayores que en su día pudieran necesitar el ingreso en una residencia asistida y hubieran sido voluntarias, tuvieran una bonificación adicional en el baremo por el que se determina la prioridad de ingreso en dicha institución.

Evidentemente esas formas de entender los mecanismos de la solidaridad son totalmente ajenas a la misma y se pueden entender, como fruto de un concepto muy superficial del voluntariado. Pero en todo caso no sólo no se deben rechazar sino que es necesario un trabajo clarificador que ponga de manifiesto que ese tipo de premios (refuerzos) no sólo son contrarios a la filosofía del voluntariado sino que acabarían contaminándolo. En caso de haber admitido la sugerencia de la bonificación para ingresar en una residencia, la alternativa de este libro de los “mayores solidarios” quedaría totalmente cuestionada porque cualquiera podría pensar que los mayores podrían apuntarse al voluntariado más “por si un día me hace falta” que por el desinterés y la gratuidad.

Por eso hay que afirmar con toda rotundidad que quien esté dispuesto a ejercer una supuesta solidaridad por los beneficios que de ella pueda obtener, sencillamente no sabe lo que es la solidaridad. El voluntario sólo se activa por una motivación altruista y cuando oye hablar de incentivos como los que sugiere la ley u otros parecidos, experimenta un rechazo espontáneo, natural y casi de sorpresa ante una propuesta tan lejana a sus expectativas. Por eso llamamos falsos reforzadores a todo incentivo extrínseco, material, que suponga un beneficio directo para el voluntario.

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Debido al interés e importancia vital de esta cuestión hemos estudiado el sentir de los voluntarios y, adelantamos que lo que realmente incentiva la conducta solidaria y, sobre todo, anima a seguir y permanecer como voluntario: son los beneficios intrínsecos que repercuten directamente en el mejor funcionamiento del voluntariado organizado y en la satisfacción personal de los voluntarios.

Los verdaderos reforzadores, según el orden de importancia señalado por los propios voluntarios mayores, son

  • la “coordinación”,

  • la “formación” y el

  • reconocimiento moral” de su labor.

  • A esto habría que añadir el reforzador más fuerte de toda conducta que no es otro que el “éxito” de la misma.

En síntesis, lo mejor que podemos hacer para garantizar el funcionamiento, la pertenencia, la satisfacción, la continuidad… es

(a) trabajar por una coordinación ágil, eficiente, cercana; tener las ideas muy claras respecto al voluntariado y transmitirlas con idéntica claridad en

(b) la formación inicial que todo voluntario debería recibir así como en las reuniones habituales de coordinación;

(c) dar reconocimiento moral (intrínseco), no material (extrínseco) por su importante labor, a través de la felicitación personal por su buen hacer, mediante pequeños actos de homenaje y reconocimiento social -esto es una forma de decir ante la sociedad que lo que estas personas hacen es importante para la sociedad-; y, por supuesto, (

(d) el reforzador por excelencia serán las consecuencias positivas de su labor. Siempre que perciban que su actuación tiene buenos resultados para las personas, instituciones y proyectos en los que intervienen, la continuidad estará garantizada.

En el fondo es la idea que todo voluntario expresa al poco de comenzar: “yo vine pensando en hacer algo por la sociedad, por los demás, y he encontrado una satisfacción que no esperaba, hasta el punto de no saber ya quien se beneficia más de lo que hago, aquellos a quienes dirijo mi actuación o yo mismo”.

 

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