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EL PROBLEMA DE LA RELACIÓN ENTRE LA FE Y LA RAZÓN

Introducción

Santo Tomás prestó mucha atención a este tema, presente a lo largo de toda la edad media. Hasta entonces lo más característico, era subordinar los conocimientos racionales al ámbito de la fe, puesto que ésta por sí misma no es suficiente para alcanzar la verdad, que es D¡os (agustinísmo filosófico). Entre algunos de los pensadores cristianos más representativos de esta concepción podemos citar a: San Agustín, San Anselmo de Canterbury, San Buenaventura.

Para todos ellos no hay ningún tipo de separación entre el dominio filosófico (razón) y la teología (fe), estos dos tipos de conocimiento colaboran entre ellos para alcanzar la verdad divina, ahora bien, en esta mutua colaboración siempre tendrá príoridad cognoscitiva la teología sobre la razón. Sin embargo, en el siglo Xll, Averroes rompe esta concepción al considerar que el dominio filosófico (razón) es completamente independiente al de la fe (teología). Defiende la concepción de que filosóficamente puede ser verdadero lo contrario de lo que teologicamente se acepta como verdad de fe. (Teoría de la doble verdad). Así por ejemplo, tomando como referencia a la teología podríamos aceptar como verdadero la imnortalidad del alma, y por el contrario si nuestras argumentaciones estuviesen apoyaradas en presupuestos racionales a la conclusión, de que el alma es mortal. Tanto las ideas de Averroes corno la de sus seguidores cristianos de la escuela de París tuvieron muchas dificultades con la iglesia, al admitir presupuestos como la eternidad del mundo, la mortalidad del alma o la teoría de la doble verdad, puntos centrales e incompatibles para la teología cristiana.




La postura tomista

Santo Tomás mantiene la tesis de que las verdades teológicas y las filosóficas, son completamente distintas. La filosofia verifica sus presupuestos a partir de los datos del mundo sensible, sin necesidad de recurrir a la presencia divina, mientras que la teología construye su sistema gnoseológico a partir de la revelación divina. Sin embargo aún siendo ambos tipos conocimientos independientes (teología y filosofia) no existe ningún tipo de conflicto entre ellas , pues ambas proceden de Dios. Para Tomás de Aquino, tanto la creación del mundo natural como el sobrenatural son obra de la divinidad y por tanto considerar a ambos mundos y fonnas de conocimiento separadas sería ¡lógico, pues todo procede de Dios. De esta forma se separa de la corriente averroísta al afirmar que siendo distintas no son contradictorias, ya que hay verdades a las que podemos acceder simultáneamente a través de la razón o de la fe.

Las verdades mismas, a las que por sí sola puede llegar la razón, no son alcanzables por todas las personas y el camino que a ellas conduce no está libre de errores. Por ello se hace necesaria la instrucción del hombre mediante la revelación divina. Ahora bien, cuando una proposición está en conflicto con un presupuesto revelado, Tomás de Aquino se inclina a pensar que la equivocación es siempre de la razón o de la filosofia, puesto que la fe al provenir de la revelación es siempre verdadera. Así en caso de error Habra que revisar todos los pasos pasos de la deducccíón filosófica para descubrir sus aparentes fallos.

Tomás de Aquino siguiendo a Averroes distingue dos tipos de conocimiento diferentes:

A) Los que solamente pueden conocerse a través de la fe como pueden ser la divinidad de Jesucristo o el carácter uno y trino de Dios. A este tipo de verdades se las denomina artículos de fe.

B) Aquellas verdades que se refieren al mundo natural y usan la razón como modo exclusivo de conocimiento, sin necesitar como recurso gnoseológico la divinidad de Dios.

Pero Tomás de Aquino añade un nuevo campo de verdades que pueden ser conocidas tanto por la razón como por la fe. Es decir, entre ambos contenidos de Conocimiento (filosófico -teológico) se encontraría un tercer grupo de verdades compartidas por ambas, conocido como preámbulos de la fe. Entre algunos de los temas o verdades sobre los que versarían los preámbulos podemos destacar el tema de la inmortalidad del alma (ya analizado por los egipcios, griegos, o romanos), la existencia de Dios, o la revelación divina. Estas verdades son reveladas por Dios para que el hombre conociendo su significado pueda salvarse (conocimiento de la existencia de Dios).

Según Tomás de Aquino la razón como forma de conocimiento no puede demostrar lo que pertenece a la fe, pero puede servir para demostrar los preámbulos de la fe, las verdades cuya demostración es necesaria a la fe misma. La fe se sustenta sobre presupuestos racionales previos, pues no podríamos conocer que Dios es eterno o imnortal si nuestro entendimiento no poseyera las nociones de Dios y de eternidad. Por otro lado la razón puede rebatir las objeciones contra la fe demostrando que son falsas o que no tienen fuerza demostrativa.