EL USO TEÓRICO DE LA RAZÓN

4. Crítica de la razón pura: analítica trascendental.

En la analítica trascendental se estudia la facultad del entendimiento y trata sobre las condiciones por las que podemos pensar los objetos dados por la sensibilidad. También trata de resolver el problema de la posibilidad de los juicios sintéticos a priori en las ciencias de la naturaleza (física).

Los pensamientos sin contenidos son vacíos; las intuiciones sin conceptos son ciegas.

La sensibilidad, por sí misma, no aporta conocimiento alguno. Necesita del entendimiento o de la facultad de juzgar, para que los objetos dados en la sensibilidad puedan ser conocidos. Comprender un fenómeno significa que que puede ser referido a un concepto.

Por ejemplo, si una tarde vamos dando un paseo por un lugar desconocido y repentinamente vemos un objeto a lo lejos cuya forma, sonido, textura y movimiento no habíamos visto jamás, podremos describir fenoménicamente lo que vemos, pero no podremos decir que conocemos o comprendemos lo que vemos. Necesitamos incluir ese nuevo objeto dentro de una seríe de conceptos (animal, vegetal, vertebrado, etc) que nos permitan conocer lo que fenomenicamente se nos aparece. Esto es lo que hace el entendimiento.

El entendimiento es la capacidad de pensar las representaciones fenoménicas de la realidad que están ya ordenadas y unificadas espacio-temporalmente por la sensibilidad. Po ello se puede definir esta facultad como la que unifica y ordena los fenómenos dados por la intuición sensible bajo unidades categoriales o conceptos puros.

Si el espacio y el tiempo eran las formas puras de la sensibilidad, las categorías son las formas puras a priori del entendimiento.

Hay que diferenciar entre conceptos empíricos, extraídos de la experiencia a partir de la unificación de rasgos comunes a ciretos individuos y conceptos puros del entendimiento. Éstos son totalmente independientes de la experiencia (a priori), y son las reglas por las cuales unificamos los fenómenos dados por la intuición sensible para comprenderlos.

¿Cuántas categorías hay? ¿Cómo se deducen esas categorías o formas puras del etendimiento?

Hay tantas categorías como formas de juicio hay en la lógica aristotélica. A continuación presentamos una tabla con las doce categorías o leyes del juicio:

 

Criterio
Tipos de juicios
Categorías
Ejemplos
cantidad
Universales
Particulares
Singulares
Totalidad
Pluralidad
Unidad

Todo A es B
Algún A es B
Ese A es B

cualidad Afirmativos
Negativos
Indefinidos
Realidad
Negación
Limitación
Es cierto que A es B
A no es B
A es no B
relación Categóricos
Hipotéticos
Disyuntivos
Sustancia
Causalidad
Reciprocidad
A es B
Si A es B, entonces C
A es B, o C...o N.
modo

Problemáticos
Asertóricos
Apodícticos

Posibilidad
Existencia
Necesidad

A puede ser B
A de hecho es B
A necesariemente es B

 

Pongamos un ejemplo: todos los habitantes de Samarcanda pesan más de 120 kilos.

Se trata de un juicio universal, afirmativo, categórico y asertórico. Para producir este juicio, nuestro etendimiento unifica las impresiones sensibles aplicándo las categorías puras del entendimiento. Las categorías, por sí mismas, no tienen contenido alguno ( están vacías). Éste les viene dado por el conocimiento sensible. Ahora bien; el límite de aplicación de las categorías es la experiencia (lo aportado por la sensibilidad). Más allá de ella, las categorías no producen conocimiento váilido.

Por eso un juicio del tipo: todos los marcianos tienen la piel viscosa y verde o este otro juicio: las almas de los difuntos irán al cielo , no aporta conocimiento alguno, porque las categorías se aplican ilegítimamente a algo (marcianos, almas, cielo) de lo que no tenemos experiencia alguna (carecemos de conocimiento sensible sobre los marcianos o las almas).

Ahora estamos en condiciones de responder afirmativamente a la pregunta de si son posibles los juicios sintéticos a priori en la física.

La universalidad y necesariedad de los juicios de la física proviene de las categorías o conceptos puros del entendimiento: las leyes de la física son las leyes de nuestro propio pensar. Remiten a la estructura del cognoscente, no de la realidad en sí (nouménica).

Kant restaura el principio de causalidad destruído por Hume: éste no depende de la experiencia, sino que es a priori.