Breve contexto

Al intentar analizar la obra filosófica de este autor irlandés, lo primero que nos llama la atención es su situación intermedia no sólo en relación a los dos grandes filósofos empiristas, Locke y Hume, sinó también en lo que respecta a su ubicación histórica, repartida entre los siglos XVII y XVIII.

En los siglos XVI y XVII Europa va a experimentar una serie de crisis que van a corresponderse con el desarrollo de la burguesía y con la necesidad que se experimenta de una nueva concepción del mundo basada en el concepto de razón.

Se produce un desarrollo del capitalismo comercial favorecido por la expansión del comercio marítimo y colonial y la afluencia de metales preciosos de las minas europeas y americanas que provocará un alza de precios y una recesión económica.

En Inglaterra, donde surge el capitalismo industrial, en la primera mitad del siglo XVII, se advierten atisbos de lo que luego será la gran revolución industrial del siglo XVIII.

La burguesía, vinculada a la monarquía absoluta, prospera con el capitalismo, convirtiéndose en el eje del sistema al dirigir empresas productoras y agrícolas y dirigir los negocios de Inglaterra.

Nos hallamos en una época de crisis y de inestabilidad, donde se van configurando los estados modernos independientes, que se enfrentarán en sus afanes de imperialismo.

En Inglaterra se forma la primera Monarquía constitucional de Europa, en un clima de libertades políticas y tolerancia religiosa. Poco a poco va ganando terreno la mentalidad racional por influencia del desarrollo científico y del cartesianismo. Se modifica la concepción del mundo, que pasa a ser infinito y heliocéntrico.

La Iglesia, sin embargo, (y hay que tener en cuenta que Berkeley era un hombre sumamente religioso) estuvo en contra de esta corriente progresista e innovadora que ponía en entredicho la mayoría de los dogmas fundamentales de su religión..

Racionalismo y empirismo se sitúan en este contexto, desde donde replantean los problemas de la filosofía desde un nuevo marco cultural y social, prestando máxima atención a los problemas gnoseológicos.

Cuando entramos en el siglo XVIII, la oposición al absolutismo llega a su punto culminante. Entramos en una época de equilibrado optimismo, de bienestar que se desarrolla en un clima de libertad y progreso.

En Inglaterra se cimentaban las bases de un nuevo movimiento que entra en crisis con el siglo anterior, al extenderse la idea de una religión natural o deísmo. Y aquí tenemos uno de los motivos por los que Berkeley luchó encarnizadamente.

El parlamentarismo inglés fue adquiriendo forma a lo largo de este siglo, considerado por los demás países como digno de ser imitado por su equilibrio de poderes. Equilibrio que se romperá cuando, a mediados del siglo XVIII, se inicie en Inglaterra la Revolución Industrial.

Es en esta época de conflictivos contrastes donde le tocó vivir a Berkeley.


Elena Diez de la Cortina Montemayor