JESÚS DE NAZARET 

Hoy nadie duda de que hubo en Judea, en tiempos de Tiberio, en los inicios de nuestra era, un judío llamado Jesús. Muchos vieron en él al mesías esperado y prometido al pueblo judío. Este jesús enseñaba al pueblo y fue ejecutado en tiempos del procurador Poncio Pilato, en torno al año 30 de nuestra era. 

Con jesús se inicia el cristianismo. Su vida, su predicación, su muerte y resurrección se encuentran narradas en los evangelios. 

Los cuatro evangelios -Mateo, Marcos, Lucas y Juan- no son una biografía de Jesús, sino la manifestación de una convicción profunda de sus primeros discípulos: Jesús de Nazaret es el mesías anunciado por los profetas, es el hijo de Dios. Así pues, el cristianismo es la religión delos que creen que Jesucristo es hijo de Dios. Es el Dios hecho hombre que, tras su predicación, fue ejecutado en la cruz y resucitó. Vino a anunciar a todos los hombres, sin exclusión, la buena nueva de la salvación definitiva. 

La figura de Jesús es universalmente admirada como modelo de perfección humana, pero el cristiano va más allá reconociendo no sólo la calidad humana de Jesús, sino su divinidad. De esta manera, el dios Yavé del Antiguo Testamento pasa a ser el Dios Padre de Jesús. Jesús oraba a Dios como Padre, y por eso la oración más representativa de los cristianos es el padrenuestro. 

EL MENSAJE DE JESÚS 

Jesús es el enviado por Dios para proclamar que el reino de Dios está cerca. Este reino ha llegado con jesús mismo y se hace presente en los corazones de las personas que viven el amor, la justicia, la verdad; en todos aquellos que trabajan por la paz. 

Ésta es la gran noticia, la «buena noticia»: el reino de Dios ya está entre nosotros, es el fruto misterioso de la conversión de los corazones.

Jesús dedica gran parte de su predicación a hablar de este reino ‑parábolas, discursos, etc. que de alguna manera ya está presente, pero que se manifestará definitivamente en la segunda venida de Cristo, al final de los tiempos. 

LA VIDA DEL CRISTIANO 

Frente a este anuncio de buena noticia, la respuesta que se pide al cristiano es la conversión del corazón. No se trata de actuar según unas normas, sino de entrar en un proceso de cambio personal que le lleve a vivir los valores del reino: amor, justicia, verdad y paz. Así es como el cristiano va entrando poco a poco en la vida de los «bienaventurados hijos de Dios», hasta llegar tras la muerte a la vida eterna junto a Dios con todos los demás bienaventurados.