Fray Bartolomé de las Casas

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  En pocas palabras

 

Sacerdote, dominico, cronista, teólogo, obispo de Chiapas en México y gran defensor de los indígenas americanos, considerado el apóstol de las Indias, nació en Sevilla en 1474 y murió en Madrid en 1566.      


Crónica de su vida (Cfr. Enciclopedia Universal Micronet)

Primera etapa de su vida

  Bartolomé de las Casas nació en Sevilla en 1474. Su padre, Pedro de las Casas,  mercader de profesión, natural de Tarifa  era de linaje converso; su madre, Isabel de Sosa, descendía de cristianos viejos.  Bartolomé  tenía 19 años cuando pudo ver, el 31 de marzo de 1493, el regreso a Sevilla de  Colón que acababa de descubrir América.

  En seguida se hicieron los preparativos para el segundo viaje del almirante y tanto el padre de Bartolomé como uno de sus tíos se embarcaron en la segunda expedición que partió para América el 25 septiembre de ese mismo año.

   Entre tanto, Bartolomé, que había iniciado los estudios primarios en la escuela catedralicia situada en el colegio de San Miguel, tuvo una breve experiencia militar como soldado en las milicias de la ciudad de Sevilla, enviadas a combatir en 1497 la primera sublevación de los moriscos granadinos. Parece que, de regreso a Sevilla, adquirió sólidos conocimientos de latín en la academia catedralicia dirigida por  Nebrija. Al regresar su padre de las Indias en 1499, le trajo como regalo un indio taíno, que permanecería con él hasta que le fue incautado a mediados de 1500, por decreto de Isabel La Católica que ordenaba devolver a sus tierras de origen a todos los indígenas que los conquistadores hubieran traído consigo.

   Al comienzo de 1502, Bartolomé de Las Casas se embarcó para las Indias junto a su padre y su tío, en la flota del nuevo gobernador Nicolás de Ovando. Tenía entonces 28 años y había realizado estudios religiosos pero aún no se había ordenado sacerdote. Iba movido por un ideal de extensión evangélica, y por la sed de aventuras y el afán de riquezas y experiencias nuevas propias de un espíritu inquieto.

 Desde su llegada a La Española (hoy República Dominicana y Haití) el 15 de abril de 1502, actuó como un colono más, ya que fue minero y encomendero y participó en la represión de las insurrecciones de los indígenas de las regiones de Jaraguá y del Higüey. Tuvo también una hacienda en las orillas del río Janique y se dedicó a explotar la tierra empleando para sus trabajos a los indígenas.

  A finales de 1506 regresa a Sevilla y continua su viaje hacia Roma, donde completa su preparación humanística y religiosa recibiendo el subdiaconado y el diaconado.

  De regreso a la Española en 1508, el almirante Diego Colón le concede una excelente heredad con repartimiento de indígenas cerca de su corte, en La Concepción, donde empezó a evangelizar como doctrinero. Por entonces Las Casas debió recibir el presbiterado de manos del obispo de Puerto Rico, D. Alonso Manso, y se suele afirmar que fue el primer sacerdote ordenado en el Nuevo Mundo.

  Allí tuvo ocasión de escuchar las protestas de los dominicos fray Pedro de Córdoba y Antonio de Montesinos, que denunciaban el maltrato infligido a los indígenas, situación que condujo a ambos frailes a viajar a España para defenderlos, logrando con sus gestiones favorecer la revisión y moderación de las Ordenanzas de Burgos sobre el trabajo de los indígenas, fechadas en Valladolid el 26 de julio de 1513. Las leyes castellanas habían declarado a los indígenas súbditos libres de la Corona, aunque sometidos a tutela, por lo que tenían derecho a su libertad personal y la posesión de sus bienes.

  Por otra parte, sólo admitían que trabajasen para los conquistadores voluntariamente, a cambio de un salario y atención espiritual. Esta situación no fue aceptada por los encomenderos, por lo que la separación entre la ley y la praxis marcaría la conquista y colonización del Nuevo Mundo.

  2ª etapa de su vida: a partir de la conversión.

Las Casas pasó a Cuba en 1513 como capellán y consejero de Pánfilo de Narváez, que había emprendido junto a Diego Velázquez la conquista y población de la isla. Las Casas se separó de él muy pronto, disgustado por el suplicio de los indígenas Hatuey y la matanza de Caonao. En Cuba obtuvo un nuevo repartimiento que progresó extraordinariamente, pero en 1514 las noticias traídas por algunos frailes dominicos venidos de La Española acerca de los abusos cometidos por los encomenderos y el mal trato recibido por los indígenas de la isla le suscitaron dudas sobre la legitimidad del sistema de encomiendas, mediante el cual los indígenas quedaban bajo la teórica protección de los encomenderos a cambio de una prestación en trabajo o dinero.

En un sermón predicado el día de la Asunción de María, el 15 de agosto de 1514, Las Casas

  • denunció la iniquidad de todos estos procedimientos
  • y renunció a cuanto había obtenido.

En 1515 decide volver a España para exponer en la Corte la situación de los indígenas.

La tesis que defendería en la península y la que siempre mantendría era la de

  • que España y las Indias conformaban una unidad indivisible
  • y que el deber y razón de la colonización española en el Nuevo Mundo era la de llevar la luz del Evangelio

. En diciembre de 1515 Las Casas se entrevista en Plasencia con Fernando el Católico, que ya muy enfermo lo remitió a los encargados de los asuntos indianos, Rodríguez de Fonseca y Lope Conchillos, que no le conceden mayor atención. A raíz de la muerte del rey en 1516 Las Casas encuentra comprensión para su causa en los cardenales Cisneros y Adriano de Utrecht, futuro papa Adriano VI.

  Cuando Las Casas, que había sido nombrado en septiembre de 1516 procurador de los indígenas, llega a La Española en enero de 1517, se ve bloqueado por las maniobras de sus adversarios, situación que le obliga a regresar a España.

De julio a diciembre de 1517, Las Casas se dedica a estudiar problemas de leyes relacionados con los indígenas en el colegio de los dominicos de Valladolid. Con el ascenso al trono español de Carlos I, entra en contacto con sus consejeros flamencos y logra el apoyo del canciller Jean le Sauvage.

Sus puntos de vista fueron públicamente conocidos en la sesión real del 11 de diciembre de 1517, donde se exponían las doctrinas fundamentales sobre

  • la humanidad de los indígenas,
  • su posible cristianización y civilización,
  • la organización de sus comunidades
  • y la represión de los abusos de los colonos.

Por otra parte, Las Casas sugirió que, mientras se mantuviesen los sistemas de explotación de mano de obra servil, se llevasen a las Indias esclavos negros, más resistentes y aptos para los trabajos pesados, aliviándose de este modo las penurias de los indígenas. Esta idea alcanzó un éxito insospechado.

Poco  después, unos comerciantes genoveses consiguieron que la corona les otorgase una concesión para transportar 4.000 negros de Africa a América, siendo éste el comienzo de uno de los negocios mas lucrativos de la época colonial, la trata negrera. No obstante, Las Casas comprendió su error, afirmando en sus Memorias que tan injusto era el cautiverio y la explotación de indígenas como de los negros africanos.

  Su defensa de los indios lo convirtió en una grave amenaza para las autoridades españolas comprometidas en la explotación de los indígenas. Tras lograr de un encomendero que en su lecho de muerte libertara a sus indígenas y restituyera sus extorsiones, el sobrino de aquel, Pedro de Vadillo, consiguió que la Audiencia de La Española, de la que era oidor, le recluyera en el convento de Santo Domingo, con aprobación del Consejo de Indias. No obstante, su actuación en el sometimiento pacífico del cacique indio Enriquillo, sublevado desde 1519, movió a la Audiencia a relajar su reclusión

  El 19 de mayo de 1520, Carlos I firma en La Coruña la "Capitulación para poblar la costa de Paria concedida a su capellán Bartolomé de Las Casas", mediante la cual se comprometía a colonizar y evangelizar una franja de costa de 300 leguas desde Paria en Venezuela hasta Santa Marta en Colombia y a fundar tres ciudades con privilegios para sus pobladores sin excluir el tráfico de otros españoles. En esa capitulación se declaró la libertad personal de los indígenas. Las Casas zarpó de Sevilla en diciembre de 1520, pasando a Puerto Rico en enero de 1521 y luego a Santo Domingo. 

  A principios de 1521 emprendió viaje con sus labradores españoles hacia San Juan de Puerto Rico. Su idea era establecer en Paria a esos labradores y propiciar de manera pacífica el acercamiento a los indios que, conservando plenamente su libertad, escucharían la predicación del Evangelio y, sin violencia alguna, como la gente de otros muchos lugares, aceptarían al rey de España como el suyo propio.  Al principo le fue bien, pero tras una revuelta de los indios, llegó el fracaso. A finales de 1521, tras fracasar, reemprendió viaje a Santo Domingo.

  Allí tuvo conocimiento de los sucesos acaecidos en Cumaná, en el oriente venezolano, donde los indígenas habían destruido dos misiones y habían dado muerte a religiosos y españoles en venganza por una expedición esclavista realizada en septiembre del año anterior. Dadas las circunstancias se vio obligado a asociarse con Diego Colón y los miembros de la Audiencia de Santo Domingo, permitir la esclavización de los indígenas caníbales que se encontraran y ceder parte de los beneficios de la colonización a cambio de que le dieran el apoyo militar de la hueste de Gonzalo de Ocampo y le mantuvieran en el mando de la expedición. Su intento de colonización pacífica fracasará, tanto por la poca receptividad de los indígenas como por las incursiones esclavistas hechas en su ausencia, que provocaron el ataque y destrucción de la misión en enero de 1522.

 En marzo de 1543 fue presentado para el obispado de Chiapas, que aceptó con la esperanza de renovar su experiencia de evangelización dentro de los límites de su diócesis. Consagrado obispo en la capilla del convento de San Pablo en Sevilla, partió en julio de 1544 con más de 40 jóvenes dominicos. 

Ante la oposición de muchos de sus contrincantes prefirió regresar a España en 1547, donde esperaba ser más útil a los indígenas buscando el apoyo del emperador, procurando el envío de obispos y misioneros y participando en el debate intelectual.

  En julio de 1550 se reunió en Valladolid una junta de teólogos, expertos en derecho canónico y miembros de los Consejos de Castilla y de las Indias, con el propósito de discutir la forma de proceder en los descubrimientos, conquistas y población de las Indias. En ella participaron, además de Las Casas, Juan Ginés de Sepúlveda, fray Domingo de Soto, fray Melchor Cano y fray Bartolomé Carranza.

De allí surgió la memorable polémica entre Las Casas y Ginés de Sepúlveda.

Éste último, historiador y también eclesiástico, que en su obra Demócrates alter, había escrito que los indígenas, como seres inferiores, debían quedar sometidos a los españoles, sostenía que la empresa de la conquista se justificaba por la desigualdad natural de los hombres, basando su tesis en los diversos testimonios de Aristóteles acerca de los esclavos naturales.

  En cambio Bartolomé

  • sostenía la ilegitimidad de toda forma de violencia en la relación con los indígenas,
  • y comenzó a predicar la obligatoriedad moral de devolver a los indígenas todo lo que se les había arrebatado.

El veredicto, en realidad, no le dió la razón a ninguno.

Tercera etapa de su vida

   Bartolomé se hallaba desengañado, aunque no todavía vencido ni cansado. Se dedica ahora a dejar contancia de sus ideas y de su experiencia americana por escrito. Se dedica a escribir y a publicar sus escritos. A esta época pertenecen muchas  de sus obras.

  En esta época más que a la polémica se dedica a la reflexión y persuasión racional: sus escritos son más largos y menos apasionados.

   En febrero de 1564 realizó su testamento en el convento de Nuestra Señora de Atocha de Madrid. Aunque contaba ya con 90 años, todavía pudo escribir un memorial al Consejo de Indias reafirmándose en su defensa de los naturales del Nuevo Mundo. Fray Bartolomé de las Casas murió el 17 de julio de 1566 en el mencionado convento de Madrid, siendo sepultado en la capilla mayor. Sus restos fueron llevados más tarde al convento dominico de San Gregorio en Valladolid.


Algunas ideas en resumen

  • consideraba injusto y tiránico el comportamiento español en las Indias
  • los indios tienen racionalidad suficiente como humanos para gobernanrse a sí mismos
  • la sociedad de los indios tienen un grado de civilización aceptable: eran sociedades maduras en un clima y naturaleza envidiables: nobles, tranquilos, templados... (mito del buen salvaje?)
  • no es legítimo que los españoles les hagan la guerra para conquistarlos y dominarlos. Eso era sencillamente un robo y como tal había que devolver lo robado y reparar todos los daños
  • lo único legítimo era comerciar con ellos, con su consentimiento y anunciarles el Evangelio a los que voluntariamente quisieran aceptarlo
  • la fe religiosa no se puede imponer por la violencia sino ofrecerla al que voluntariamente quiera oirla y aceptarla
  • defendió la comunidad de propiedades y distribución de beneficios en el Nuevo Mundo
  • el cristianismo sostenía la igualdad total entre los hombres, cualquiera que fuera su origen.


Escritos

  • Historia de las Indias:  donde auguraba la destrucción de la propia España como castigo por las desgracias e injusticias que los españoles y en general los pueblos europeos colonizadores habían infligido a los indígenas
  • Varios memoriales.
    • De thesauris, donde ponía en duda el supuesto derecho de propiedad, tanto de los tesoros derivados del rescate del inca Atahualpa, como de aquellos otros encontrados en los sepulcros o guacas de los indígenas.
    • "Los dieciséis remedios para la reformación de las Indias" P.e: que "se declare a los indígenas, así a los ya sujetos como a los que adelante se sujetaren, como súbditos y vasallos libres que son, y ningunos estén encomendados a cristianos españoles".
  • Apologética historia sumaria, verdadero tratado de antropología comparada en el que, poniendo en comparación a las culturas indígenas con las de la antigüedad clásica, subraya las virtudes y grandes merecimientos de los habitantes del Nuevo Mundo.
  • De unico vocationis modo, conocida en español como Del único modo de atraer a todos los pueblos a la verdadera religión. En ese largo tratado la idea principal era que la única forma de promover la conversión de cualquier ser humano no era otra que la vía de la persuasión y jamás valiéndose de las armas o de cualquier otra manera de violencia.
  • Brevísima relación de la destrucción de las Indias
  • El tratado sobre esclavos


La polémica

En julio de 1550 se reunió en Valladolid una junta de teólogos, expertos en derecho canónico y miembros de los Consejos de Castilla y de las Indias, con el propósito de discutir la forma de proceder en los descubrimientos, conquistas y población de las Indias.

En ella participaron, además de Las Casas, Juan Ginés de Sepúlveda, fray Domingo de Soto, fray Melchor Cano y fray Bartolomé Carranza.

De allí surgió la memorable polémica entre Las Casas y Ginés de Sepúlveda.

  • Éste último, historiador y también eclesiástico, que en su obra Demócrates alter, había escrito que los indígenas, como seres inferiores, debían quedar sometidos a los españoles, sostenía que la empresa de la conquista se justificaba por la desigualdad natural de los hombres, basando su tesis en los diversos testimonios de Aristóteles acerca de los esclavos naturales. Estos eran, según la explicación aristotélica, criaturas hipotéticas que poseían suficiente entendimiento como para ser capaces de seguir instrucciones, pero no tanto como para vivir una verdadera y civilizada vida por sí mismos. Su destino era ser esclavos de aquellos amos naturales que se encargarían de pensar y decidir por ellos, quedando legitimada de este modo la conducta de los conquistadores.
  • Las Casas, por su parte, con gran sencillez, reconoció su inferioridad en el conocimiento de textos clásicos, pero afirmó que había aprendido bien que el cristianismo sostenía la igualdad total entre los hombres, cualquiera que fuera su origen.

El Consejo de Indias acogió las ideas de Las Casas y falló en su favor el 11 de abril de 1551, aunque, en opinión de José Luis Abellán, "la famosa polémica terminó sin una victoria clara para ninguna de las partes."(Historia del pensamiento español)


Algunos textos

 " BREVISIMA RELACION DE LA DESTRUYCION DE LAS INDIAS`

Ed. ER. SEVILLA 1951

En estas ovejas mansas y de las calidades susodichas por su hazedor e criador assí dotadas, entraron los españoles desde luego que las conocieron como lobos e tigres y leones crudelíssimos de muchos días hambrientos. Y otra cosa no han hecho de quarenta años a esta parte hasta oy e oy en este día lo hazen, sino despedaçallas, matallas, angustiallas, afligillas, atormentallas y destruyllas por las estrañas y nuevas e varias e nunca otras tales vistas ni leydas ni oydas maneras de crueldad, de las quales algunas pocas abaxo se dirán en tanto grado, que aviendo en la ysla española sobre tres cuentos de ánimas que vimos, no ay oy de los naturales della dozientas personas. La ysla de Cuba es quasi tan luenga como desde Valladolid a Roma, está oy quasi toda despoblada. La ysla de sant Juan c la de Jamaica yslas muy grandes e muy felices e graciosas, ambas están assoladas. Las yslas de los Lucayos que están comarcanas a la española e a cuba por la parte del norte, que son más de sessenta con las que llamavan de Gigantes e otras yslas grandes c chicas e que la peor dellas es más fértil e graciosa que la huerta del Rey de sevilla, c la más sana tierra del mundo, en las quales avía más de quinientas mil ánimas, no ay oy una sola criatura. Todas las mataron trayéndolas e por traellas a la ysla española, después que vían que se les acabavan los naturales della Andando un navío tres años a rebuscar por ellas la gente que avía, después de ayer sido vendimiadas, porque un buen christiano se movió por piedad para los que se hallassen convertillos e ganallos a christo, no se hallaron sino onze personas, las quales yo vide. E tras más de treynta yslas que están e:¡ comarca de la ysla de sant Juan por la mesma causa están despobladas e perdidas. Serán todas ellas yslas de tierra más de dos mil leguas, que todas están despobladas e desiertas de gente.

 De la gran tierra firme somos ciertos que nuestros españoles por sus crueldades y nefandas obras, an despoblado y assolado y chic están oy desiertas estando llenas de hombres racionales más de diez reynos  mayores que toda españa, aun que entre Aragón y Portugal en ellos, y más tierra que ay de Sevilla a Jherusalem dos vezes, que son más de dos mil leguas. 

Daremos por cuenta muy cierta y verdadera que son muertas en los dichos quarenta años por la dichas tiranías e ynfernales obras de los christianos ynjusta y tiránicamente, más de doze cuentos de ánimas hombres y mugeres y niños y en verdad que creo sin pensar engañarme que son más de quinze cuentos. 

Dos maneras generales y principales an tenido los que allá an passado que se llaman christianos, en estirpar y raer de la haz de la tierra a aquellas miserandas naciones. La una por injustas, crueles, sangrientas y tiránicas guerras. La otra después que an muerto todos los que podrían anhelar, o sospirar, o pensar en libertad, o en salir de los tormentos que padecen, como son todos los señores naturales y los hombres varones (porque comúnmente no dexan en las guerras a vida sino los moços y mugeres) oprimiéndolos con la más dura, horrible y áspera servidumbre en que jamás hombres ni bestias pudieron ser puestas. A estas dos maneras de tyranía infernal se reduzen e se resuelven, o subalternan como a géneros todas las otras diversas y varias de assolar aquellas gentes que son infinitas. 

La causa porque han muerto y destruydo tantas y tales e tan infinito número de ánimas los christianos, ha sido solamente por tener por su fin último el oro y henchirsc de riquezas en muy breves días, e subir a estados muy altos e sin proporción de sus personas (conviene a saber) por la insaciable cudicia e ambición que han tenido, que ha sido mayor que en el mundo ser pudo, por ser aquellas tierras tan felices e tan ricas, e las gentes tan humildes, tan pacientes y tan fáciles a subjetarlas, a las quales no han tenido más respecto ni dellas han hecho más cuenta ni estima (hablo con verdad por lo que sé y he visto todo el dicho tiempo) no digo que de bestias (porque pluguiera a dios que como a bestias las ovieran tractado y estimado) pero como y menos que estiércol de las plaças. Y assí han curado de sus vidas e de sus ánimas, e por esto todos los números e cuentos dichos han muerto sin fee e sin sacramentos. Y ésta es una muy notoria e averiguada verdad, que todos aunque sean los tiranos e matadores la saben e la confiessan, que nunca los yndios de todas la yndias hizieron mal alguno a christianos, antes los tuvieron por venidos del cielo, hasta que primero muchas vezes ovieron recebido ellos, o sus vezinos muchos males, robos, muertes, violencias y vexaciones dellos mesmos.

DE LA YSLA ESPAÑOLA 

En la ysla española que fue la primera como deximos donde entraron christianos e començaron los grandes estragos e perdiciones destas gentes e que primero destruyeron y despoblaron, començando los christianos a tomar las mugeres e hijos a los yndios para servirse e para usar mal dellos e comerles sus comidas que de sus sudores e trabajos salían no contentándose con lo que los yndios les davan de su grado conforme a la facultad que cada uno tenía que siempre es poca, porque no suelen tener más de lo que ordinariamente han menester e hazen con poco trabajo, e lo que basta para tres casas de a diez personas cada una para un mes, come un christiano e destruye en un día, e otras muchas fuerzas e violencias e vexaciones que les hazían, començaron a entender los Yndios que aquellos hombres no dcvían de aver venido del cielo. Y algunos escondían sus comidas, otros sus mujeres e hijos, otros huyanse a los montes por apartarse de gente de tan dura y terrible conversación. Los christianos dávanles de bofetadas c puñadas y de palos hasta poner las manos en los señores de los pueblos. E llegó esto a tanta temeridad y desvergüença, que al mayor rey señor de toda la Ysla un capitán christiano le violó por fuerça su propia muger. De aquí començaron los Yndios a buscar maneras para echar los christianos de sus tierras, pusiéronse en armas que son harto flacas e de poca offensión e resistencia y menos defensa (por lo qua! todas sus guerras son poco más que acá juegos de cañas e aún de niños) los christianos con sus caballos y espadas e lanças comienzan a hazer matanças e crueldades estrañas en ellos. 

Entravan en los pueblos ni dexavan niños ni viejos ni mugeres preñadas ni paridas que no desbarrigaban e hazían pedaços, como si dieran en unos corderos metidos en sus apriscos. Hazían apuestas sobre quién de una cuchillada abría el hombre por medio, o le cortava la cabeça de un piquete, o le descubría las entrañas. Tomavan las criaturas de las tetas de las madres por las piernas e davan de cabeça con ellas en las peñas. Otros davan con ellas en ríos por las espaldas riendo e burlando e cayendo en cl agua dezían bullír cuerpo de tal, otras criaturas metían a espada con las madres juntamente e todos quintos delante de sí hallavan. Hacían unas horcas largas que juntassen casi los pies a la tierra, e de treçe en treçe a honor y reverencia de nuestro redemptor e de los dote apóstoles poniéndoles leña e fuego los quemavan bivos. Otros atavan, o liavan todo el cuerpo de paja seca, pegándoles fuego assí los quemavan. Otros y todos los que querían tomar a vida cortávanles ambas manos y dellas llevavan colgando, y dczíanles andad con cartas (conviene a saber) lleva las nuevas a las gentes que estavan huydas por los montes. Comúnmente matavan a los señores y nobles de esta manera, que hacían unas parrillas de varas sobre horquetas y atávanlos en ellas y poníanles por debaxo fuego manso, para que poco a poco dando alaridos en aquellos tormentos desesperados se les salían las ánimas. 

Una vez vide que teniendo en las parrillas quemándose quatro, o cinco principales y señores (y aún pienso que avía dos, o tres pares de parrillas donde quemavan otros) y porque davan muy grandes gritos y davan pena al capitán, o le impidían el sueño, mandó que los ahogassen, y el alguazil que era peor que verdugo que los quemava (y sé cómo se llamava y aún sus parientes conocí en sevilla) no quiso ahogallos, antes les metió con sus manos palos en las bocas para que no sonassen, y atizóles el fuego hasta que se asaron de espacio como él quería. Yo vide todas las cosas arriba dichas y muchas otras infinitas. Y porque toda la gente que huyr podía se encerrava en los montes y subía a las sierras huyéndose de hombres tan ynhumanos, tan sin piedad y tan feroces bestias, extirpadores y capitales enemigos del linage humano, enseñaron y amaestraron lebreles perros bravíssimos que en viendo un yndio lo hazían pedaços en un credo. Y mejor arremetían a él lo comían que si fuera un puerco. Estos perros hizieron grandes estragos y carnecerías. Y porque algunas vezes, raras y pocas matavan los yndios algunos christianos con justa razón y santa justicia, hizieron ley entre sí, que por un christiano que los yndios matassen, avían los christianos de matar cien yndios.


Valoraciones

  • Fray Bartolomé de Las Casas, que dedicó su vida a la defensa de los pueblos indígenas, es hoy reconocido universalmente como uno de los precursores en la teoría y en la práctica de la defensa de los derechos humanos.
  • Ha sido tachado de antipatriota e incluso de paranóico por ciertos temas, pero si un discurso en favor de la justicia viene inducido por una especie de manía, eso no invalida evidentemente el discurso. Muchos genios han aportado mucho y han sido maniáticos.
  • Su obra le sitúa como un precursor en la defensa de los derechos del hombre, de la libertad y la tolerancia religiosa y del pensamiento anticolonialista y va alcanzando una importancia y una repercusión cada vez mayores
  • Fue un precursor de ideas leido por los ilustrados franceses
  • Tanto
    • los escritos de Francisco de Vitoria y la Escuela de Salamanca, basados en la doctrina lascasiana, que negaban el derecho de conquista sobre tierras cuyos legítimos y originales poseedores eran los aborígenes americanos (Relectio De Indis, 1539),
    • como las propias denuncias formuladas por Las Casas, especialmente en la Brevísima relación de la Destrucción de las Indias,
  • dieron argumentos a los impulsores de la Leyenda Negra española. Esta constituye una singular deformación histórica que critica duramente los procedimientos empleados por los españoles y, en general, la política de España durante la conquista y la colonización de América. Dicha deformación fue utilizada por otras sociedades europeas en su intento de  hundir la hegemonía española.


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