1 |
Contraponer
la cultura a la vida y reclamar para ésta la plenitud de sus
derechos frente a aquélla no es hacer profesión de fe
anticultural. Si se interpreta así lo dicho anteriormente,
se practica una perfecta tergiversación. Quedan intactos los
valores de la cultura, únicamente se niega su exclusivismo.
Durante siglos se viene hablando exclusivamente de la
necesidad que la vida tiene de la cultura. Sin desvirtuar lo
más mínimo esta necesidad, se sostiene aquí que la cultura
no necesita menos de la vida. Ambos poderes - el inmanente
de lo biológico y el trascendente de la cultura - quedan de
esta suerte cara a cara, con iguales títulos, sin
supeditación del uno al otro. Este trato leal de ambos
permite plantear de una manera clara el problema de sus
relaciones y preparar una síntesis más franca y sólida.
Por
consiguiente, lo dicho hasta aquí es sólo preparación
para esa síntesis en que culturalismo y vitalismo, al
fundirse, desaparecen. |
|
(UNA CUESTIÓN)
Contraponer la cultura a la vida y reclamar para ésta la
plenitud de sus derechos frente a aquélla no es hacer
profesión de fe anticultural. Si se interpreta así lo dicho
anteriormente, se practica una perfecta tergiversación.
Quedan intactos los valores de la cultura, únicamente se
niega su exclusivismo. Durante siglos se viene hablando
exclusivamente de la necesidad que la vida tiene de la
cultura. Sin desvirtuar lo más mínimo esta necesidad, se
sostiene aquí que la cultura no necesita menos
de la vida. Ambos poderes - el inmanente de lo
biológico y el trascendente de la cultura - quedan de esta
suerte cara a cara, con iguales títulos, sin supeditación
del uno al otro. Este trato leal de ambos permite
plantear de una manera clara el problema de sus relaciones y
preparar una síntesis más franca y sólida.
Por consiguiente, lo
dicho hasta aquí es sólo preparación para esa síntesis en
que culturalismo y vitalismo, al fundirse, desaparecen. |
VOCABULARIO:
Contraponer Cultura Vida Hacer
profesión de fe Tergiversación Inmanente -
trascendente supeditación desvirtuar
culturalismo vitalismo
|
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2 |
Recuérdese
el comienzo de este estudio.
La
tradición moderna nos ofrece dos maneras opuestas de hacer
frente a la antinomia entre vida y cultura.
Una de ellas, el racionalismo, para salvar la cultura niega
todo sentido a la vida.
La otra, el relativismo, ensaya la operación inversa :
desvanece el valor objetivo de la cultura para dejar paso a
la vida.
Ambas
soluciones, que a las generaciones anteriores parecían
suficientes, no encuentran eco en nuestra sensibilidad. Una
y otra viven a costa de cegueras complementarias. Como
nuestro tiempo no padece esas obnubilaciones, como se ve con
toda claridad en el sentido de ambas potencias litigantes,
ni se aviene a aceptar que la verdad, que la justicia, que
la belleza no existen, ni a olvidarse de que para existir
necesitan el soporte de la vitalidad.
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|
(RESUMEN
DE
RESPUESTAS) Recuérdese el
comienzo de este estudio.
La tradición moderna nos
ofrece dos maneras opuestas de hacer frente a la antinomia
entre vida y cultura.
-
Una de ellas,
el racionalismo,
para salvar la CULTURA
niega todo sentido a
la vida.
-
La otra,
el relativismo, ensaya la operación inversa :
desvanece el valor objetivo de
la cultura
para dejar paso a LA VIDA.
Ambas soluciones, que a las
generaciones anteriores parecían suficientes, no
encuentran eco en nuestra sensibilidad. Una y otra
viven a costa de cegueras complementarias.
Como nuestro tiempo no padece
esas obnubilaciones, como se ve con toda claridad en el
sentido de ambas potencias litigantes,
-
ni se aviene a aceptar que la
verdad, que la justicia, que la belleza no existen,
-
ni a olvidarse de que para
existir necesitan el soporte de la vitalidad.
|
VOCABULARIO: antinomia,
racionalismo, relativismo, desvanecer, generaciones, sensibilidad,
complementaria, obnubilación, avenirse
|
3 |
Aclaremos este punto concrétandonos a la porción mejor
definible de la cultura: el conocimiento.
El
conocimiento es la adquisición de verdades, y en la verdades
se nos manifiesta el universo trascendente (transujetivo) de
la realidad. Las verdades son eternas, únicas e invariables.
¿ Cómo es posible su insaculación dentro del sujeto?.
La
respuesta del Racionalismo es taxativa : sólo es posible
el conocimiento si la realidad puede penetrar en él sin la
menor deformación. El sujeto tiene, pues, que ser un medio
transparente, sin peculiaridad o color alguno, ayer igual a
hoy y mailana - por tanto, ultravital y extrahistórico. Vida
es peculiaridad, cambio, desarrollo; en una palabra:
historia.
La respuesta del relativismo no es menos taxativa. El
conocimiento es imposible; no hay una realidad trascendente,
porque todo sujeto real es un recinto peculiarmente
modelado. Al entrar en él la realidad se deformaría, y esta
deformación individual sería lo que cada ser tomase por la
pretendida realidad.
Es
interesante advertir cómo en estos últimos tiempos,
sin comun acuerdo ni premeditación, psicología, " biología"
y teoría del conocimiento, al revisar los hechos de que
ambas actitudes partían, han tenido que rectificarlos,
coincidiendo en una nueva manera de plantear la cuestión.
El sujeto,
ni es un medio transparente, un "yo puro" idéntico e
invariable, ni su recepción de la realidad produce en ésta
deformaciones.
Los hechos
imponen una tercera opinión, síntesis ejemplar de ambas. |
|
(EMPEZAMOS A AFRONTARLA)
"Aclaremos este punto concrétandonos a la porción mejor definible de
la cultura: el conocimiento
El conocimiento es la
adquisición de verdades, y en la verdades se nos manifiesta
el universo trascendente (transubjetivo) de la realidad. Las
verdades son eternas, únicas e invariables. ¿ Cómo es
posible su insaculación dentro del sujeto?.
-
La respuesta del
Racionalismo es taxativa : sólo es posible
el conocimiento si la realidad puede penetrar en
él sin la menor deformación. El sujeto tiene,
pues, que ser un medio transparente, sin
peculiaridad o color alguno, ayer igual a hoy y
mañana - por tanto, ultravital y extrahistórico.
Vida es peculiaridad, cambio, desarrollo; en una
palabra: historia.
-
La respuesta del
relativismo no es menos taxativa. El
conocimiento es imposible; no hay una realidad
trascendente, porque todo sujeto real es
un recinto peculiarmente modelado. Al entrar en
él la realidad se deformaría, y esta
deformación
individual sería lo que cada ser tomase por la
pretendida realidad.
-
Es interesante advertir cómo
en estos últimos tiempos, sin común
acuerdo ni premeditación, psicología, "
biología" y teoría del conocimiento, al revisar
los hechos de que ambas actitudes partían, han
tenido que rectificarlos, coincidiendo en una
nueva manera de plantear la cuestión.
El sujeto, ni es
un medio transparente, un "yo puro" idéntico e
invariable,
ni
su recepción de la realidad produce en ésta
deformaciones.
Los hechos imponen
una tercera opinión, síntesis ejemplar de
ambas."
VOCABULARIO:
transubjetivo, insaculación,
taxativa, ultravital, extrahistórico, premeditación,
|
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4 |
Cuando se
interpone un cedazo o retícula en una corriente, deja pasar
unas cosas y detiene otras; se dirá que las selecciona, pero
no que las deforma. Esta es la función del sujeto, del ser
viviente ante la realidad cósmica que le circunda. Ni se
deja traspasar sin más ni más por ella, como acontecería al
imaginario ente racional creado por las definiciones
racionalistas, ni finge él una realidad ilusoria. Su función
es claramente selectiva. De la infinidad de los elementos
integran la realidad, el individuo, aparato receptor, deja
pasar un cierto número de ellos, cuya forma y contenido
coinciden con las mallas de su retícula sensible. Las demás
cosas - fenómenos, hechos, verdades - quedan fueran,
ignoradas, no percibidas.
Un
ejemplo elemental y puramente fisiológico se encuentra
en la visión y en la audición. El aparato ocular y el
auditivo de la especie humana reciben ondas vibratorias
desde cierta velocidad mínima hasta cierta velocidad máxima.
Los colores y sonidos que queden más allá o más acá de ambos
limites le son desconocidos. Por tanto, su estructura vital
influye en la recepción de la realidad ; pero esto no quiere
decir que su influencia o intervención traiga consigo una
deformación. Todo un amplio repertorio de colores y sonidos
reales, perfectamente reales, llega a su interior y sabe de
ellos.
Como con
los colores y sonidos acontece con las verdades.
La
estructura psíquica de cada individuo viene a ser un
órgano perceptor, dotado de una forma determinada que
permite la comprensión de ciertas verdades y está condenado
a inexorable ceguera para otras.
Así mismo,
para cada pueblo y cada época tienen su alma típica,
es decir, una retícula con mallas de amplitud y perfil
definidos que le prestan rigurosa afinidad con ciertas
verdades e incorregible ineptitud para llegar a ciertas
otras. Esto significa que todas las épocas y todos los
pueblos han gozado su congrua porción de verdad, y no tiene
sentido que pueblo ni época algunos pretendan oponerse a los
demás, como si a ellos les hubiese cabido en el reparto la
verdad entera. Todos tienen su puesto determinado en la
serie histórica; ninguno puede aspirar a salirse de ella,
porque esto equivaldria a convertirse en un ente abstracto,
con integra renuncia a la existencia.
Desde
distintos puntos de vista, dos hombres miran el mismo
paisaje. Sin embargo, no ven lo mismo. La distinta situación
hace que el paisaje se organice ante ambos de distinta
manera.
Lo que para uno ocupa el primer término y acusa con vigor
todos sus detalles, para el otro se halla en el último, y
queda oscuro y borroso.
Además, como las cosas puestas unas detrás se ocultan en
todo o en parte, cada uno de ellos percibirá porciones del
paisaje que al otro no llegan.
¿ Tendría
sentido que cada cual declarase falso el paisaje ajeno?
Evidentemente, no: tan real es el uno como el otro. Pero
tampoco tendría sentido que puestos de acuerdo, en vista de
no coincidir sus paisajes, los juzgasen ilusorios. Esto
supondría que hay un tercer paisaje auténtico, el cual no se
halla sometido a las mismas condiciones que los otros dos.
Ahora bien,
ese paisaje arquetipo no existe ni puede existir. La
realidad cósmica es tal, que sólo puede ser vista bajo una
determinada perspectiva. La perspectiva es uno de los
componentes de la realidad. Lejos de ser su deformación, es
su organización. Una realidad que vista desde cualquier
punto resultase siempre idéntica es un concepto absurdo.
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|
(EJEMPLOS EXPLICATIVOS)
-
a) Cuando se interpone un
cedazo o retícula en una corriente, deja pasar unas
cosas y detiene otras; se dirá que las selecciona, pero
no que las deforma. Esta es la función del sujeto, del
ser viviente ante la realidad cósmica que le circunda.
Ni se deja traspasar sin más ni más por ella, como
acontecería al imaginario ente racional creado por las
definiciones racionalistas, ni finge él una realidad
ilusoria. Su función es claramente selectiva. De la
infinidad de los elementos integran la realidad, el
individuo, aparato receptor, deja pasar un cierto número
de ellos, cuya forma y contenido coinciden con las
mallas de su retícula sensible. Las demás cosas -
fenómenos, hechos, verdades - quedan fueran, ignoradas,
no percibidas. (Vocabulario: cedazo,
retícula, circundar, ilusoria, selectiva, aparato
receptor)
-
b) Un ejemplo elemental y
puramente fisiológico se encuentra en la visión y en
la audición. El aparato ocular y el auditivo de la
especie humana reciben ondas vibratorias desde cierta
velocidad mínima hasta cierta velocidad máxima. Los
colores y sonidos que queden más allá o más acá de ambos
limites le son desconocidos. Por tanto, su estructura
vital influye en la recepción de la realidad ; pero esto
no quiere decir que su influencia o intervención traiga
consigo una deformación. Todo un amplio repertorio de
colores y sonidos reales, perfectamente reales, llega a
su interior y sabe de ellos.
-
c) Como con los colores y
sonidos acontece con las verdades.
-
La estructura psíquica de cada
individuo viene a ser un órgano perceptor,
dotado de una forma determinada que permite la
comprensión de ciertas verdades y está condenado a
inexorable ceguera para otras.
-
Así mismo, para cada pueblo y
cada época tienen su alma típica, es decir, una
retícula con mallas de amplitud y perfil definidos
que le prestan rigurosa afinidad con ciertas
verdades e incorregible ineptitud para llegar a
ciertas otras. Esto significa que todas las épocas y
todos los pueblos han gozado su congrua porción de
verdad, y no tiene sentido que pueblo ni época
algunos pretendan oponerse a los demás, como si a
ellos les hubiese cabido en el reparto la verdad
entera. Todos tienen su puesto determinado en la
serie histórica; ninguno puede aspirar a salirse de
ella, porque esto equivaldría a convertirse en un
ente abstracto, con integra renuncia a la
existencia.
d) Desde distintos puntos de
vista, dos hombres miran el mismo paisaje. Sin
embargo, no ven lo mismo. La distinta situación hace que
el paisaje se organice ante ambos de distinta manera.
Lo que para uno ocupa el primer término y acusa con vigor
todos sus detalles, para el otro se halla en el último, y
queda oscuro y borroso.
Además, como las cosas puestas unas detrás se ocultan en
todo o en parte, cada uno de ellos percibirá porciones del
paisaje que al otro no llegan.
¿Tendría sentido que cada cual declarase falso el paisaje
ajeno? Evidentemente, no: tan real es el uno como el otro.
Pero tampoco tendría sentido que puestos de acuerdo, en
vista de no coincidir sus paisajes, los juzgasen ilusorios.
Esto supondría que hay un tercer paisaje auténtico, el cual
no se halla sometido a las mismas condiciones que los otros
dos.
Ahora bien, ese paisaje arquetipo no existe ni puede
existir. La realidad cósmica es tal, que sólo puede ser
vista bajo una determinada perspectiva. La perspectiva es
uno de los componentes de la realidad. Lejos de ser su
deformación, es su organización. Una realidad que vista
desde cualquier punto resultase siempre idéntica es un
concepto absurdo.
VOCABULARIO: ilusorios,
perspectiva, absurdo, |
|
5.1 |
Lo que
acontece con la visión corpórea se cumple igualmente en todo
lo demás. Todo conocimiento es desde un punto de vista
determinado.
La species
aeternitatis, de Spinoza, el punto de vista ubicuo,
absoluto, no existe propiamente es un punto de vista
ficticio y abstracto. No dudamos de su utilidad instrumental
para ciertos menesteres del conocimiento; pero es preciso no
olvidar que desde él no se ve lo real. El punto de vista
abstracto sólo proporciona abstracciones.
Esta manera de pensar lleva a una
reforma radical de la filosofía y, lo que importa más, de
nuestra sensación cósmica.
La
individualidad de cada sujeto era el indominable estorbo que
la tradición intelectual de los últimos tiempos
encontraba para que el conocimiento pudiese justificar su
pretensión de conseguir la verdad. Dos sujetos diferentes -
se pensaba - llegarán a verdades divergentes.
.
|
|
(APLICACIONES Y
CONSECUENCIAS)
5.1
Lo que acontece con la visión corpórea se cumple igualmente
en todo lo demás. Todo conocimiento es desde un punto de
vista determinado.
La species aeternitatis (ver
las cosas desde el punto de vista de la eternidad), de
Spinoza, el punto de vista ubicuo, absoluto, no existe
propiamente es un punto de vista ficticio y abstracto. No
dudamos de su utilidad instrumental para ciertos menesteres
del conocimiento; pero es preciso no olvidar que desde él no
se ve lo real. El punto de vista abstracto sólo proporciona
abstracciones.
Esta
manera de pensar lleva a una reforma radical de la filosofía
y, lo que importa más, de nuestra sensación cósmica.
La individualidad de cada sujeto
era el indominable estorbo que la tradición intelectual
de los últimos tiempos encontraba para que el conocimiento
pudiese justificar su pretensión de conseguir la verdad. Dos
sujetos diferentes - se pensaba - llegarán a verdades
divergentes.
VOCABULARIO: species
aeternitatis, ubíquo, ficticio, radical, sensación cósmica,
|
|
5.2 |
Ahora vemos que la divergencia entre los
mundos de dos sujetos no implica la falsedad de uno de ellos. Al
contrario, precisamente porque lo que cada cual ve es una realidad y
no una ficción, tiene que ser su aspecto distinto del que otro
percibe. Esa divergencia no es contradicción, sino complemento.
Si el universo hubiese presentado una faz idéntica a los ojos de un
griego socrático que a los de un yanqui, deberíamos pensar que el
universo no tiene verdadera realidad, independiente de los sujetos.
Porque esa coincidencia de aspecto ante dos hombres colocados en
puntos tan diversos como son la Atenas del siglo V y la Nueva York
del XX indicaría que no se trataba de una realidad externa a ellos,
sino de una imaginación que por azar se producía idénticamente en
dos sujetos |
5.2 Ahora
vemos que la divergencia entre los mundos de dos sujetos
no implica la falsedad de uno de ellos. Al contrario,
precisamente porque lo que cada cual ve es una realidad y no
una ficción, tiene que ser su aspecto distinto del que otro
percibe. Esa divergencia no es contradicción, sino
complemento.
Si el universo hubiese
presentado una faz idéntica a los ojos de un griego
socrático que a los de un yanqui, deberíamos pensar que el
universo no tiene verdadera realidad, independiente de los
sujetos. Porque esa coincidencia de aspecto ante dos hombres
colocados en puntos tan diversos como son la Atenas del
siglo V y la Nueva York del XX indicaría que no se trataba
de una realidad externa a ellos, sino de una imaginación que
por azar se producía idénticamente en dos sujetos.
VOCABULARIO:
divergencia, contradicción, complemento, faz, por azar |
|
5.3 |
Cada
vida es un punto de vista sobre el universo. En rigor,
lo que ella ve no lo puede ver otra. Cada individuo -
persona, pueblo, época - es un órgano insustituible para la
conquista de la verdad. He aquí cómo ésta, que por sí misma
es ajena a las variaciones históricas, adquiere un dimensión
vital. Sin el desarrollo, el cambio perpetuo y la inagotable
aventura que constituyen la vida, el universo, la omnímoda
verdad, quedaría ignorada.
El error
inveterado consistía en suponer que la realidad tenía por sí
misma, e independientemente del punto de vista que sobre
ella se tomara, una fisonomía propia. Pensando así, claro
está, toda visión de ella desde un punto determinado no
coincidiría con ese su aspecto absoluto y, por tanto, sería
falsa. Pero es el caso que la realidad, como un paisaje,
tiene infinitas perspectivas, todas ellas igualmente
verídicas y auténticas. |
|
5.3 Cada vida es un
punto de vista sobre el universo.
En rigor, lo que ella ve no lo puede ver otra. Cada
individuo - persona, pueblo, época - es un órgano
insustituible para la conquista de la verdad. He aquí cómo
ésta, que por sí misma es ajena a las variaciones
históricas, adquiere un dimensión vital. Sin el desarrollo,
el cambio perpetuo y la inagotable aventura que constituyen
la vida, el universo, la omnímoda verdad, quedaría
ignorada.
El error inveterado consistía en
suponer que la realidad tenía por sí misma, e
independientemente del punto de vista que sobre ella se
tomara, una fisonomía propia. Pensando así, claro está, toda
visión de ella desde un punto determinado no coincidiría con
ese su aspecto absoluto y, por tanto, sería falsa. Pero es
el caso que la realidad, como un paisaje, tiene infinitas
perspectivas, todas ellas igualmente verídicas y auténticas.
VOCABULARIO:
omnimodo, inveterado, fisionomía |
|
5.4 |
La sola
perspectiva falsa es esa que pretende ser la única.
Dicho de otra manera: lo falso es la utopía, la verdad no
localizada, vista desde "lugar ninguno". El utopista - y
esto ha sido en esencia el racionalismo - es el que más
yerra, porque es el hombre que no se conserva fiel a su
punto de vista, que deserta de su puesto.
Hasta ahora la
filosofía ha sido siempre utópica. Por eso pretendía cada
sistema valer para todos los tiempos y para todos los
hombres. Exenta de la dimensión vital, histórica,
perspectivista hacía una y otra vez vanamente su gesto |
|
5.4 La sola
perspectiva falsa es esa que pretende ser la única.
Dicho de otra manera: lo falso
es la utopía, la verdad no localizada, vista desde "lugar
ninguno". El utopista - y esto ha sido en esencia el
racionalismo - es el que más yerra, porque es el hombre que
no se conserva fiel a su punto de vista, que deserta de su
puesto.
Hasta ahora la
filosofía ha sido siempre utópica. Por eso pretendía cada
sistema valer para todos los tiempos y para todos los
hombres. Exenta de la dimensión vital, histórica,
perspectivista hacía una y otra vez vanamente su gesto
definitivo.
VOCABULARIO:
utopía, no localizada, utopista, perspectivista |
|
5.5 |
La doctrina del punto de vista exige, en
cambio, que dentro del sistema vaya articulada la perspectiva vital
de que ha emanado, permitiendo así su articulación con otros
sistemas futuros o exóticos. |
5 5 La
doctrina del punto de vista exige, en cambio, que
dentro del sistema vaya articulada la perspectiva vital de
que ha emanado, permitiendo así su articulación con
otros sistemas futuros o exóticos.
VOCABULARIO: articular,
perspectiva, perspectiva vital, emanar, exótico |
|
5.6 |
La razón
pura tienen que ser sustituida por una razón vital,
donde aquélla se localice y adquiera movilidad y fuerza de
transformación.
Cuando hoy miramos las filosofías del pasado, incluyendo las
del último siglo, notamos en ellas ciertos rasgos de
primitivismo. Empleo esta palabra en el estricto sentido
que tiene cuando es referida a los pintores del
quattrocento. ¿Por qué llamamos a éstos "primitivos"? ¿En
qué consiste su primitivismo? En su ingenuidad, en su candor
- se dice -. Pero ¿cuál es la razón del candor y de la
ingenuidad, cuál su esencia? Sin duda, es el olvido de sí
mismo. El pintor primitivo pinta el mundo desde su punto de
vista - bajo el imperio de las ideas, valoraciones,
sentimientos que le son privados-, pero cree que lo pinta
según él es. Por lo mismo, olvida introducir en su obra su
personalidad ; nos ofrece aquélla como si se hubiera
fabricado a si misma, sin intervención de un sujeto
determinado, fijo en un lugar del espacio y en un instante
del tiempo. Nosotros, naturalmente, vemos en el cuadro el
reflejo de su individualidad y vemos, a la par, que él no la
veía, que se ignoraba a si mismo y se creía
una pupila
anónima abierta sobre el universo. Esta ignorancia de sí
mismo es la fuente encantadora de la ingenuidad.
Mas la
complacencia que el candor nos proporciona incluye y supone
la desestima del candoroso. Se trata de un benévolo
menosprecio. Gozamos del pintor primitivo, como gozamos del
alma infantil, precisamente, porque nos sentimos superiores
a ellos. Nuestra visión del mundo es mucho más, amplia, más
compleja. más llena de reservas, encrucijadas, escotillones.
Al movernos en nuestro ámbito vital sentimos éste como algo
ilimitado, indomable, peligroso y difícil. En cambio al
asomamos al universo del niño o del pintor primitivo vemos
que es un pequeño circulo, perfectamente concluso y
dominable, con un repertorio reducido de objetos y
peripecias. La vida imaginaria que llevamos durante el rato
de esa contemplación nos parece un juego fácil que
momentaneamente nos liberta de nuestra grave y problemática
existencia. La gracia del candor es. pues, la delectación
del fuerte en la flaqueza del débil.
El
atractivo que sobre nosotros tienen las filosofías
pretéritas es del mismo tipo. Su claro y sencillo
esquematismo, su ingenua ilusión de haber descubierto toda
la verdad, la seguridad con que se asientan en fórmulas que
suponen inconmovibles nos dan la impresión de un orbe
concluso, definido y definitivo, donde ya no hay problemas,
donde todo está ya resuelto.
Nada más
grato que pasear unas horas por mundos tan claros y tan
mansos |
|
5.6 La razón
pura
tienen que ser sustituida por una razón vital, donde
aquélla se localice y adquiera movilidad y fuerza de
transformación.
(Ejemplo - comparación con
el primitivismo) Cuando hoy miramos las filosofías
del pasado, incluyendo las del último siglo, notamos en
ellas ciertos rasgos de primitivismo. Empleo esta
palabra en el estricto sentido que tiene cuando es referida
a los pintores del quattrocento. ¿Por qué llamamos a éstos
"primitivos"? ¿En qué consiste su primitivismo? En su
ingenuidad, en su candor - se dice -. Pero ¿cuál es la razón
del candor y de la ingenuidad, cuál su esencia? Sin duda, es
el olvido de sí mismo. El pintor primitivo pinta el mundo
desde su punto de vista - bajo el imperio de las ideas,
valoraciones, sentimientos que le son privados-, pero cree
que lo pinta según él es. Por lo mismo, olvida introducir en
su obra su personalidad ; nos ofrece aquélla como si se
hubiera fabricado a si misma, sin intervención de un sujeto
determinado, fijo en un lugar del espacio y en un instante
del tiempo. Nosotros, naturalmente, vemos en el cuadro el
reflejo de su individualidad y vemos, a la par, que él no la
veía, que se ignoraba a si mismo y se creía una pupila
anónima abierta sobre el universo. Esta ignorancia de sí
mismo es la fuente encantadora de la ingenuidad.
Mas la complacencia que el
candor nos proporciona incluye y supone la desestima del
candoroso. Se trata de un benévolo menosprecio.
Gozamos del pintor primitivo, como gozamos del alma
infantil, precisamente, porque nos sentimos superiores a
ellos. Nuestra visión del mundo es mucho más, amplia, más
compleja. más llena de reservas, encrucijadas, escotillones.
Al movernos en nuestro ámbito vital sentimos éste como algo
ilimitado, indomable, peligroso y difícil. En cambio al
asomamos al universo del niño o del pintor primitivo vemos
que es un pequeño circulo, perfectamente concluso y
dominable, con un repertorio reducido de objetos y
peripecias. La vida imaginaria que llevamos durante el rato
de esa contemplación nos parece un juego fácil que
momentáneamente nos liberta de nuestra grave y problemática
existencia. La gracia del candor es. pues, la delectación
del fuerte en la flaqueza del débil.
El atractivo que sobre
nosotros tienen las filosofías pretéritas es del mismo tipo.
Su claro y sencillo esquematismo, su ingenua ilusión de
haber descubierto toda la verdad, la seguridad con que se
asientan en fórmulas que suponen inconmovibles nos dan la
impresión de un orbe concluso, definido y definitivo, donde
ya no hay problemas, donde todo está ya resuelto.
Nada más grato que pasear unas
horas por mundos tan claros y tan mansos.
VOCABULARIO: primitivismo,
quattrocento, ingenuidad, candor, benévolo, menosprecio,
encrucijada, escotillón, peripecias, delectación |
|
5.7 |
Pero cuando tornamos a nosotros
mismos y volvemos a sentir el universo con nuestra propia
sensibilidad, vemos que el mundo definido por esas filosofías no
era, en verdad el mundo, sino el horizonte de sus autores. Lo
que ellos interpretaban como limite del universo, tras el cnal ellos
interpretaban como limite del universo, tras el cual no había nada
más, era sólo la línea curva con que su perspectiva cerraba su
paisaje. |
5.7 Pero
cuando tornamos a nosotros mismos y volvemos a sentir el universo
con nuestra propia sensibilidad, vemos que el mundo definido por
esas filosofías no era, en verdad el mundo, sino el horizonte de sus
autores. Lo que ellos interpretaban como limite del universo,
tras el cual ellos interpretaban como limite del universo, tras el
cual no había nada más, era sólo la línea curva con que su
perspectiva cerraba su paisaje. |
5.8 |
Toda
filosofía que quiera curarse de ese inveterado primitivismo,
de esa pertinaz utopia, necesita corregir ese error,
evitando que lo que es blando y dilatable horizonte se
anquilose en mundo.
Ahora bien:
la reducción o conversión del mundo a horizonte no
resta lo más mínimo de realidad a aquél; simplemente lo
refiere al sujeto viviente, cuyo mundo es, lo dota de una
dimensión vital, lo localiza en la corriente de la vida, que
va de pueblo en pueblo, de generación en generación, de
individuo en individuo, apoderándose de la realidad
universal.
De esta
manera, la peculiaridad de cada ser, su diferencia
individual, lejos de estorbarle para captar la verdad, es
precisamente el órgano por el cual puede ver la porción de
realidad que le corresponde . De esta manera, aparece cada
individuo, cada generación, cada época como un aparato de
conocimiento insustituible. |
|
5.8 Toda filosofía que
quiera curarse de ese inveterado primitivismo, de esa
pertinaz utopia, necesita corregir ese error, evitando que
lo que es blando y dilatable horizonte se anquilose en
mundo.
Ahora bien: la reducción o
conversión del mundo a horizonte no resta lo más mínimo
de realidad a aquél; simplemente lo refiere al sujeto
viviente, cuyo mundo es, lo dota de una dimensión vital, lo
localiza en la corriente de la vida, que va de pueblo en
pueblo, de generación en generación, de individuo en
individuo, apoderándose de la realidad universal.
De esta manera, la
peculiaridad de cada ser, su diferencia individual,
lejos de estorbarle para captar la verdad, es precisamente
el órgano por el cual puede ver la porción de realidad que
le corresponde . De esta manera, aparece cada individuo,
cada generación, cada época como un aparato de conocimiento
insustituible.
VOCABULARIO:
anquilosar, peculiaridad |
|
5.9 |
La
verdad integral sólo se obtiene articulando lo que el
prójimo ve con lo que yo veo, y así sucesivamente. Cada
individuo es un punto de vista esencial. Yuxtaponiendo las
visiones parciales de todos se lograría tejer la verdad
omnimoda y absoluta.
Ahora bien: esta
suma de las perspectivas individuales, este conocimiento de
lo que todos y cada uno han visto y saben, esta
omnisciencia, esta verdadera " "razón absoluta" es el
sublime oficio que atribuimos a Dios. Dios es también
un punto de vista; pero no porque posea un mirador fuera del
área humana que le haga ver directamente la realidad
universal, como si fuera un viejo racionalista . Dios no es
racionalista. Su punto de vista es el de cada uno de
nosotros ; nuestra verdad parcial es también verdad para
Dios. ¡ De tal modo es verídica nuestra perspectiva y
auténtica nuestra realidad ! Sólo que Dios, como dice el
catecismo, está en todas partes y por eso goza de todos los
puntos de vista y en su ilimitada vitalidad recoge y
armoniza todos nuestros horizontes . Dios es el símbolo del
torrente vital, al través de cuyas infinitas retículas va
pasando poco a poco el universo, que queda así impregnado de
vida, consagrado, es decir, visto, amado, odiado, sufrido y
gozado.
Sostenía
Malebranche que si nosotros conocemos, alguna verdad es
porque vemos las cosas en Dios, desde el punto de vista de
Dios. Más verosímil me parece lo inverso: que Dios ve las
cosas al través de los hombres, que los hombres son los
órganos visuales de la divinidad.
Por eso
conviene no defraudar la sublime necesidad que de nosotros
tiene, e hincándonos bien en el lugar que nos hallamos,
con una profunda fidelidad a nuestro organismo, a lo que
vitalmente somos, abrir bien los ojos sobre el contorno y
aceptar la faena que nos propone el destino: el tema de
nuestro tiempo. |
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5. 9 La verdad integral
sólo se obtiene articulando lo que el prójimo ve con lo que
yo veo, y así sucesivamente. Cada individuo es un punto de
vista esencial. Yuxtaponiendo las visiones parciales de
todos se lograría tejer la verdad omnimoda y absoluta.
Ahora bien: esta
suma de las perspectivas individuales, este conocimiento de
lo que todos y cada uno han visto y saben, esta
omnisciencia, esta verdadera " "razón absoluta" es el
sublime oficio que atribuimos a Dios. Dios es también
un punto de vista; pero no porque posea un mirador fuera del
área humana que le haga ver directamente la realidad
universal, como si fuera un viejo racionalista . Dios no es
racionalista. Su punto de vista es el de cada uno de
nosotros ; nuestra verdad parcial es también verdad para
Dios. ¡ De tal modo es verídica nuestra perspectiva y
auténtica nuestra realidad ! Sólo que Dios, como dice el
catecismo, está en todas partes y por eso goza de todos los
puntos de vista y en su ilimitada vitalidad recoge y
armoniza todos nuestros horizontes . Dios es el símbolo del
torrente vital, al través de cuyas infinitas retículas va
pasando poco a poco el universo, que queda así impregnado de
vida, consagrado, es decir, visto, amado, odiado, sufrido y
gozado.
Sostenía
Malebranche que si nosotros conocemos, alguna verdad es
porque vemos las cosas en Dios, desde el punto de vista de
Dios. Más verosímil me parece lo inverso: que Dios ve las
cosas al través de los hombres, que los hombres son los
órganos visuales de la divinidad.
Por eso conviene no defraudar la
sublime necesidad que de nosotros tiene, e hincándonos
bien en el lugar que nos hallamos, con una profunda
fidelidad a nuestro organismo, a lo que vitalmente somos,
abrir bien los ojos sobre el contorno y aceptar la faena que
nos propone el destino: el tema de nuestro tiempo.
VOCABULARIO:
Omnimodo, yuxtaponer, omnisciencia, Malebranche, verosímil |
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