USO DE RAZÓN. ARGUMENTOS. © Ricardo García Damborenea

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ARGUMENTOS DISYUNTVOS

II. LA DISYUNTIVA NO EXCLUYENTE

 

Índice:

La disyuntiva no excluyente

Las opciones abiertas

La enumeración de posibilidades

Diagrama

Resumen

— ¿Ha sido una imprudencia o un accidente? 

— Las dos cosas.

 

La disyuntiva no excluyente

 

Si un comensal nos pregunta:

 

¿Vas a tomar sopa o ensalada?

 

la respuesta dependerá del ambiente en el que nos la hagan: si se trata de un restaurante en los que se sirve menú del día, entenderemos que la oferta del primer plato forma una disyunción excluyente, es decir, que obliga a escoger una cosa o la otra (A excluye B). Por el contrario, si nos encontramos en un autoservicio, bien pudiéramos responder: las dos cosas, porque no entendemos que se trate de opciones incompatibles (A no excluye B). Admitimos una tercera posibilidad: ambas.

 

           A o B o ambas.

 

Este ambas debe ser considerado como una alternativa más, de lo contrario la disyunción resultará incompleta. Así, pues, cuando topamos con una disyuntiva que no es excluyente estamos obligados a considerar sus tres alternativas: X es A o B o ambas.

 

 

El crimen lo ha cometido por fuerza o bien el mayordomo, o bien la doncella o bien ambos juntos.

 

A mi coche le falla la bujía, la delco o las dos cosas.

 

Es posible apuntar a un fin recto y errar en los medios conducentes al fin, como es posible también errar en el fin y acertar en los medios conducentes a él, y es posible en fin, no acertar en ninguna de ambas cosas Aristóteles.[1]

 

Una vez que la disyuntiva está completa, se resuelve, por exclusión, como todo argumento disyuntivo.

 

 

 

Las opciones abiertas

 

Llamamos opciones abiertas a las proposiciones que incluyen las cuatro posibilidades que caben en una disyuntiva no excluyente:

 

X puede ser A o B o ambos o ninguno de los dos.

 

es decir que puede ser cierto A, o B o las dos, y cabe que ambas sean falsas.

 

— ¿Qué piensa de los detenidos?

— Están todas las posibilidades abiertas: ha podido ser el marido, la señora, ambos o ninguno de los dos.

 

Podemos mandar al chico a Inglaterra, a Estados Unidos, a los dos sitios o dejarlo en casa.

 

Cuando nos enfrentamos a un problema con las opciones abiertas (como suele ocurrir al construir hipótesis), hemos de resolverlo por parcelas hasta excluir todas las posibilidades menos una. Los guiones de algunos discursos (y de muchas novelas policíacas) tienen esta estructura, y quedan muy bien.

 

Epicuro—  O bien Dios quiere arrancar el mal de este mundo y no puede hacerlo, o bien puede hacerlo y no quiere; o bien ni puede ni quiere, o, finalmente, quiere y puede. Si quiere y no puede, es impotencia, algo contrario a la naturaleza de Dios; si lo puede y no quiere, es maldad, cosa no menos contraria a su naturaleza; si ni quiere ni puede, es a un tiempo maldad e impotencia; si lo quiere y puede (la única de estas posibilidades acorde con Dios) ¿de dónde procede el mal en la tierra?[2]

 

 

 

La enumeracion de posibilidades

 

Con frecuencia nuestras disyuntivas contienen más de dos términos:

 

O vas a Madrid, o vas a Sevilla o te quedas en Santiago.

 

Sherlock Holmes ¿Son manchas de sangre, de barro, de roña, de fruta o de qué?[3]

 

Fray Luis de León- El torcer la justicia  siempre es y se hace o por flaqueza o por ignorancia o por malicia.[4]

 

Lo importante es que la enumeración esté completa, sean términos excluyentes o no lo sean, y no olvidarse, cuando el caso lo requiera, de agregar la posibilidad de que sean ciertos varios al mismo tiempo, que lo sean todos o que no lo sea ninguno.

 

¿Dices que prestaste este dinero? O lo tenías tú, o lo recibiste de alguno, o lo encontraste, o lo hurtaste. Ni lo tenías, ni te lo dieron, ni lo hallaste, ni tampoco fue hurtado. Luego no lo prestaste.[5]

 

Supuesto que la enumeración sea completa, argumentaremos exactamente igual que si se tratara de una disyuntiva: afirmamos uno de sus términos o negamos todos los demás.

 

                        S es A o B o C

                        Pero no es B ni es C

                        Luego es A

 

El asesino hubo de ser: o Pedro, o Carlos, o Andrés.

— Si hubiera sido Pedro, tuvo que estar presente, pero estaba de viaje. Luego no fue Pedro.

— Si hubiera sido Andrés, tuvo que manejar el arma, pero no pudo, porque es paralítico. Luego no fue Andrés.

En conclusión: si no han sido ni Pedro ni Andrés, tuvo que ser Carlos.

 

Así se exponen los diagnósticos diferenciales y las hipótesis en general. Así argumenta, por ejemplo, Allan Poe en Los crímenes de la calle Morgue:

 

Los asesinos tuvieron que salir por la puerta, por la chimenea o por la ventana de la habitación trasera. Sabemos que no utilizaron la puerta porque había testigos; y no cabe un ser humano por el hueco de la chimenea. Si estas dos posibilidades son imposibles, necesariamente tuvieron que salir por la ventana aunque esté cer­rada por dentro. Sólo nos falta demostrar que esta aparente imposibilidad no es tal en la realidad.

 

Sherlock Holmes sigue el mismo camino:

 

Si no pudo retroceder por donde vino y no hay desviaciones ni atravesó el descampado, entonces, por el procedimiento de exclusión, tenemos que suponer que se dirigió hacia Charlington Hall.[6]

 

Como es obvio, el argumento no se resuelve si nuestra exclusión es parcial:

 

La avería tenía que ser por un fallo de la batería, de la delco o de las bujías. Le he cambiado las bujías, así que ahora el coche irá como la seda.

 

A veces no podemos descartar convincentemente todos los términos, con lo que la conclusión es otra enumeración, aunque más reducida:

 

                        X es A o B o C o D

                        Pero no es C ni D

                        Luego es A o B

 

Sólo hay cuatro medios de que un grupo dirigente sea derribado del poder. O es vencido desde fuera, o gobierna tan ineficazmente que las masas se le rebelan, o permite la formación de otro grupo que lo pueda desplazar, o pierde la confianza en sí mismo. Después de mediados del siglo XX el primer peligro ha desaparecido: no hay posibilidad de una derrota militar. El segundo peligro es sólo teórico: las masas nunca se levantarán por su propio impulso. Por tanto, los únicos peligros auténticos son la aparición de un nuevo grupo capacitado o el crecimiento del escepticismo en las filas gubernamentales.[7]

 

No siempre desarrollamos las enumeraciones. Con frecuencia basta con exponerlas a sabiendas de que existe una preferencia obvia:

 

La constitución reconoce como ley fundamental la religión católica, y ofrece a la nación protegerla por leyes sabias y justas. ¿Quien ha de ser el juez de la sabiduría y justicia de estas leyes? ¿Los inquisidores, la curia romana, el clero de España o la autoridad soberana de la nación? Argüelles.

 

No es necesario razonar más. Mostrar una propuesta manifiestamente incompatible con otras nos ahorra argumentaciones. Basta con enumerar las posibilidades para que resalten sus contradicciones y sus absurdos potenciales.

 

 

Vea ahora el diagrama para el análisis de los argumentos disyuntivos no excluyentes

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RESUMEN DE LOS ARGUMENTOS DISYUNTIVOS NO EXCLUYENTES

I. Una disyuntiva no excluyente debe incluir el término ambas: A o B o ambas

II. Las opciones abiertas consideran todas las posibilidades: A o B o ambas o ninguna.

III. Las enumeraciones, según los casos, deben considerar que cabe:

        que sea cierto uno de los términos

        que lo sean varios

        que lo sean todos

        que no lo sea ninguno.

IV. Las posibilidades de una premisa disyuntiva son:

      X es A o B (caso de las disyuntivas excluyentes entre términos contradictorios)

      X es A o B o ninguno (caso de las disyuntivas excluyentes entre términos contrarios)

      X es A o B o ambos (caso de las disyuntivas no excluyentes)

      X es A o B o ambos o ninguno de los dos (caso de las opciones abiertas)

      X es A o B o C o D o varios o todos o ninguno de ellos (caso de las enumeraciones)

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Revisado: mayo de 2004  



[1] Aristóteles: Ética eudemia, 1227b, 20.

[2] Citado por Voltaire. Diccionario filosófico: Bien (Todo está).

[3] Conan Doyle: Estudio en escarlata.

[4] Fray Luis de León: Exposición del libro de Job, XLII.

[5] Quintiliano: V, X, 66.

[6]Conan Doyle: El regreso de Sherlock Holmes: Aventura de la ciclista solitaria.

[7] Orwell: 1984.