1.1.
Formación básica Nació José Ortega y Gasset en Madrid, el día 9 de mayo
de 1883, en el seno de una familia perteneciente a la burguesía liberal e
ilustrada de finales del siglo XIX. La familia de su madre era propietaria del
periódico madrileño El Imparcial y
su padre, don José Ortega y Munilla, fue periodista y director de dicho diario. El hecho de haber nacido «sobre
una rotativa» - como el propio Ortega confesará más tarde -y el de que se
criase también en una familia tan íntimamente conectada con la actividad
periodística - hechos accidentales en principio - se van a convertir, con el
transcurso del tiempo, en algo esencialmente ligado al desarrollo de su
formación intelectual y a su forma de expresión literaria. Efectivamente, gran
parte de sus escritos filosóficos, e incluso gran parte de su actividad
profesional, van a desarrollarse en contacto con el periodismo. Hasta tal punto
es esto así, que, al igual que Ortega es recordado como uno de los más grandes
filósofos en lengua castellana, debe serlo también -y esto no es de menor
importancia- como una de las mayores figuras del periodismo español del siglo
xx, tanto como articulista de temas culturales y políticos cuanto como impulsor
de empresas periodísticas (algunas de las cuales, como la Revista de Occidente, aún permanecen vivas). Tras aprender las primeras letras en Madrid con don Manuel
Martínez y con don José del Río Labandera, en 1891 el joven Ortega es
enviado a estudiar el bachillerato al colegio que los jesuitas regentaban (y
siguen regentando) en la barriada malagueña de El Palo. El que el niño Ortega
recibiese su formación básica en un colegio de jesuitas y en la ciudad de Málaga
serán acontecimientos que marcarán también su formación vital. En primer lugar, el contacto con
los jesuitas y sus enseñanzas van a producir en Ortega una reacción análoga
a la que se había producido casi cuatro siglos antes en otro brillante antiguo
alumno de los jesuitas: R.Descartes. Descartes, sin dejar de reconocer la deuda
contraída con sus profesores de La Fleche, reaccionó contra la formación
recibida de ellos. De esta conciencia del poco fundamento de la ciencia
recibida nació su obra personal y, con ella, la reforma de la filosofía
europea. Del mismo modo, también Ortega reaccionará contra la formación
adquirida en su infancia, a pesar de que él fue el «emperador» de su clase (O.C.,
I, PP- 532 y 533), y, aunque criticará el que los jesuitas, «mordiendo
las porciones más enérgicas de sus almas, han inutilizado a los que tenían
que haber salido los hombres constructores de la cultura nacional» (O.C.,
I, p. 535), la ironía de la historia hizo, precisamente de él, uno de los más eximios
constructores de la cultura nacional española del siglo xx. En segundo lugar, el hecho de que su colegio estuviese situado en Málaga, «en el imperio de la luz», quizás no sea tampoco un dato biográfico desdeñable -aunque los estudiosos de Ortega hayan insistido poco en él-, porque en esta ciudad fue compañero el joven Ortega de los hijos de las más rancias familias burguesas malagueñas, y ello le permitió tomar contacto con las clases dirigentes que hablan hecho de Málaga una de las primeras ciudades industriales de la España del siglo XIX. Y también en Málaga tuvo que ser testigo del inicio del declive de esta burguesía culta, industriosa e industrial, causado por la crisis económica producida por la plaga de filoxera que, en menos de un lustro, arrasó los cultivos de vides que habían proporcionado la infraestructura agrícola al despegue industrial de la Málaga decimonónica. Justamente en 1905, el año en que Ortega viajará a Alemania para ampliar sus estudios, un compañero suyo del colegio, Ernesto Rittwagen Solano, hijo de una de esas familias burguesas, tuvo que emigrar a Estados Unidos para ganarse la vida allí. Quizás las reflexiones sociológicas ( En 1942 vuelve a Europa, se instala en Lisboa y publica Teoría de Andalucía) de Ortega no sean del todo ajenas a estas primeras vivencias suyas en Málaga. Cfr “P.J. CHAMIZO, “Ortega y la cultura española” Edit. CINCEL . págs.29ss |