JOSÉ MARÍA BLANCO WHITE
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Fue miembro de la Academia de Letras Humanas de Sevilla(1793-1802).
Tras una crisis espiritual, que sufrió entre 1802 y 1803, marchó a Madrid,"buscando una pobre sombra de libertad",en donde obtuvo una colocación no retribuida en la Comisión de Literatos del Instituto Pestalozziano (1807-1808), fundado por Godoy
En Madrid frecuentó la tertulia del poeta Quintana.
Luchó contra los franceses durante la ocupación y desde Sevilla colaboró en El Semanario Patriótico. Frente a este hecho histórico, su actitud fue totalmente de lucha.
En 1808, escribió una Oda a la instalación de la Junta Central de España, que es una exhortación a la unidad de los españoles en su lucha por la libertad.
Tres días antes de la entrada en su ciudad natal de las tropas del mariscal francés Víctor, marchó a Cádiz para, desde allí, partir rumbo a Inglaterra en el Lord Howard. Era el año 1810 y permanecerá allí hasta los últimos días de su vida.Al emigrar a Gran Bretaña, por la invasión napoleónica, fundó y dirigió en Londres la revista El Español (1810-1814) en la que se mostró
Sus opiniones políticas fueron pasando
Su poesía, que refleja el tránsito del neoclasicismo al romanticismo, comprende temas
cabe citar
Tradujo obras españolas al inglés
Colaboró en la Enciclopedia Británica y en la Quarterly Review,
En 1825 publicó Evidencia interna y práctica contra el catolicismo (Practical and internal Evidence against Catholicism). Era un libro teológico y no político.
Por influencia de nuevos amigos, en 1829 sacó The London Review (sólo dos números).
Escribió siempre en inglés y en español; nunca abandonó su primera -ni su segunda- lengua.
fue un escritor que siempre demostró su amor hacia sus compatriotas, incluso o especialmente, desde la lejanía; lejanía que no evitó que en algunas de sus cartas hablara de una luminosa vista desde el mar de Cádiz, o de la alameda sevillana, o la Cartuja de Córdoba en medio de la sierra.
Una tormenta nocturna en alta mar
(fragmento)
¡Oh traidores recuerdos que deshecho,
de paz, de amor, de maternal ternura,
no interrumpáis la cura
que el infortunio comenzó en mi pecho!.
Imagen de la amada madre mía,
retírate de aquí, no me derritas
el corazón que he menester de acero,
en el amargo día
de angustia y pena, que azorado espero.
¡Tú, imagen de mi padre, que me irritas
a contener con el furor del hado,
consérvate a mi lado!.
Que aunque monstruo voraz el mar profundo
me sepultare en su interior inmundo,
contigo el alma volará hacia el cielo,
libre y exenta de este mortal velo.